martes, octubre 30, 2012

El show debe continuar...


Whatever happens I'll leave it all to chance...

another heartache, another failed romance...

Does anybody now what we are living for?

Inside my heart is breaking, my make up maybe flaking, but my smile still stays on!



domingo, octubre 28, 2012

En el ombligo de la luna



Un disco de etno rock ochentero bastante raro y difícil de conseguir. Afortunadamente ya existe YouTube...

Caramelo macizo




Publicado en el libro "100 discos esenciales del rock mexicano"
 
En su cuarto álbum, La Lupita había dejado bailando a Paquita en la disco y emigrado del país de la lujuria para masticar su caramelo ya maduro a finales de los 90, una etapa consolidada dentro de su carrera en que el rock mexicano se encontraba en el pináculo y los mp3 apenas se gestaban en la mente de un adolescente como Sean Parker.
Cuando una banda como ésta alcanza dos décadas de existencia los caminos comienzan a volverse inciertos, la bandera de “rock en tu idioma” deja de enarbolarse como una curiosa novedad y la búsqueda de nuevas generaciones de escuchas resulta indispensable so pena de estancarse en las glorias pasadas. Desde sus inicios “La Lupe” nunca comulgó con la imagen oscura de Caifanes, ni la solemnidad de Santa Sabina ni el folclor de Café Tacuba, sino un estilo propio en el que el que el matrimonio Rosa Adame- Héctor Quijada compartían la estafeta cantando simultáneamente con letras desenfadadas.
La alineación original había sufrido diversos vaivenes desde su debut con la pareja de vocalistas, el bajista Poncho Toledo, el guitarrista Lino Nava, el baterista Ernesto “Bolo” Domene  y el percusionista Michel de Quevedo como miembros fundadores. Mientras otras bandas buscaban a finales de los 80 nombres en inglés, subversivos  o abstractos aquí se plasmaba una fe hacia la Virgen de Guadalupe y una dosis de urbanidad según una leyenda vista en un camión callejero.
Con “Pa’ servir a usted”  (1992) irrumpieron bajo un título a manera de presentación personal con aires de reverencia, después celebraron que la belleza pululaba bajo un ambiente de prosperidad con  “¡Qué bonito es casi todo!” (1994) y el posterior éxito comercial de “Tres-D” (1996) que contenía  la inolvidable “Ja, ja”.
Pero para ellos el rock  no era asunto de risa, sino de subir otro escalón. Después de surgir de Guadalajara, grabar en los confines de Culebra records, pisar los escenarios chilangos, trabajar en Londres y colaborar con gente como Fito Páez y el productor Daniel Melingo, pero sin alcanzar el éxito comercial a los niveles de la banda de Saúl Hernández, su carrera apuntaba más allá de “Ja, ja”, probablemente su canción más famosa, escuchada hasta el cansancio y covereada por grupos amateurs de bares nocturnos.
Este álbum apostaba por la renovación, su sonido se había adaptado a la última parte de los 90: una mezcla de ritmos pachangueros, pop, bossa nova y percusiones. Una muestra es el track inicial “Supersónico”, apto para cualquier pista de baile con la voz del matrimonio a dueto y un riff agudo que canta: “Ni placer comparado, no hay dolor ni pasado/Todo encuentra un camino largo sumamente agitado”. La estridente guitarra en “Quiero, quiero” viene acompañada de una letra en la que Quijada expresa una pasión vehemente hacia un objeto del deseo  femenino: “Quiero, quiero tu alma, tus manos, tu alma, tu cuerpo, tus piernas, tus tetas, tus labios”. “La Parca” podría ser una simple canción con percusiones bailables de no ser por su letra profunda, un  homenaje de Rosa Adame a la muerte y a los momentos efímeros de la vida: “Yo soy la que te marca las horas/ Te digo tú no eres un Dios/ Los hombres pierden la vida odiando/ Lo que importa es amar”.  Después de este viaje aderezado de fiesta y algarabía aparecen otros temas como para escucharse en un estado de relajación y un toque de sutil sensualidad como “La pared”. 
Otras piezas de alto octanaje como “El baile de los dragones”, “Vida olvida” “Diva de bar” y “Antena” conforman este material que a pesar de su calidad no obtuvo un éxito comercial masivo ya que justo ese mismo año vendría la responsabilidad crucial de reinterpretar el clásico “Gavilán o paloma”, en el disco tributo a José José que dejo relegado el trabajo anterior. En 1999 fomentaron sus lazos con “el amigo de todos los niños”, Chabelo en otro disco homenaje con la canción “Perrito Maltés” y la compilación de éxitos “Lupitología” (2004).
Los años siguientes tendrían una transformación decisiva y un silencio en la carrera de La Lupita después de que Rosa Adame dejara el grupo en 2001 para desviar su camino hacia la maternidad e incluir nuevos integrantes en sus filas como Luis Fernando Alejo en el bajo y Paco Godoy en la batería.
A pesar de la turbulencia, la fuerza de Guadalupe subsiste y quedó evidenciada en el Vive Latino, 2009 con sus miembros fundadores ante un público más joven que no compartió sus años durante la cúspide.
Su vela hacia la virgen morena sigue encendida para los tiempos actuales del rock mexicano. Prueba de ello es su última producción, Te odio.

Julieta Venegas: Aquí




Publicado en el libro "100 Discos esenciales del rock mexicano"

Cuando la hija predilecta de Baja California abandonó  las filas de su grupo Tijuana No para probar suerte en el Distrito Federal, comenzaría su aventura solista con una faceta oscura y melancólica acompañada de su inseparable acordeón, después cruzaría el umbral de lo comercial, tocaría un pop feliz  sería la imagen de marcas trasnacionales de refrescos y terminaría cantando con Paulina Rubio. El éxito le aguardaba con creces. ¡Pobre de ti, Julieta!


Muchos añorarían esta primera etapa en la que su imagen norteña se desvaneció para dar paso a su avecinamiento chilango; su voz sonaría en estaciones de radio “fresas” y llegaría a oídos que nunca escucharon el ímpetu y el lirismo con el que comenzó “Aquí”; el ska y las canciones sobre la migra y la frontera quedarían en tiempo pretérito.

Tijuana era más conocida en los 90 por sus noticias sobre violencia y narcotráfico que por su escena rockera y electrónica que se volvería más prolífica con el surgimiento de colectivos como Nortec. Esta voz femenil llegó para tomar la estafeta de cantantes como Rita Guerrero y Cecilia Toussaint. Desde finales de los 90 muchos la ubicarían por sus vestidos folclóricos, su nariz perforada, su semblante solemne y nostálgico y una sonrisa escondida que se reflejaría años después en el álbum “Sí” (2003).
“Aquí” tendría en sus manos una alineación portentosa para un debut musical conformaba por el productor argentino Gustavo Santaolalla, el productor asociado Aníbal Kerpel, y músicos como Joselo y Quique Rangel de Café Tacuba, Patricio Iglesias de Santa Sabina, Fratta y el Señor González, estos dos últimos compañeros del grupo “La Milagrosa” que habían integrado previamente en honor a un libro de la escritora Carmen Boullosa a quien la tijuanense agradecería abiertamente su inspiración.
El disco abre con “Oportunidad”, un piano que se transforma en un acordeón omnipresente en el disco. Julieta refleja la búsqueda justo de su primera oportunidad: “En cuanto aparezca la oportunidad dirá lo que tanto ha esperado/contará lo que estaba guardado/ encontrará que en el fondo nunca hubo silencio”.
…pero su primer sencillo promocional, “De mis pasos” es recordado en los tiempos en que MTV aun era un canal de videos que otorgaba un espacio selecto a artistas latinos; fue programado repetitivamente y le dio fuerte un impulso a la debutante. De nueva cuenta el acordeón que lo conduce plasma su esencia norteña y su vieja escuela en Tijuana No. “No pararé/el viento que me empuja me aleja de ti/mientras tu sentado cierras los ojos y pides ayuda a tu destino/Aprendo de mis pasos entiendo en mi caminar”. Este sería también su primer éxito, que la llevaría a un nivel de rockera respetable, pero sin pisar todavía los terrenos del mainstream. Ella, efectivamente, aprendió de sus primeros pasos.
Al escuchar “Antes” puede remitir a una imagen de una Julieta en escena con su otrora imagen bohemia, su ímpetu en escena con sabor tijuanense. Ella había llegando influenciada por rockeras de antaño, pero con un discurso propio que se transformó en una catapulta para mayores ventas. “Antes tenía tanto para todos/antes tenía, ahora deseo”. Sí, antes era antes.
“Cómo sé” es de esas canciones de pop digerible, ritmo lúdico y de los más luminosos y alegres del álbum. Otro de los sencillos exitosos a finales de los noventa.  “¿Cómo sé que si sonríes significa que nos conocemos demasiado bien?/ pero hace tiempo que presiento cuando miras así/ algo queda sin decir”. Como un coqueteo adolescente o una relación con más dudas que certezas. También ella tenía su lado naive.

Un piano poderoso guía dos de los cortes más melancólicos: “Esta vez” y “Quitar a otras”, ésta última como una 
dedicatoria implícita a las mujeres que se entrometen en relaciones de pareja: “Mi consuelo es: si lo vivo yo, 
lo vivirás/lo vivirás, mi consuelo es: si lo siento yo lo sentirás/lo sentirás, mi consuelo es: si  lo siento yo, 
lo sentirás tú/Mil demonios la mueven”.  
La segunda tiene todos los elementos para ser una canción romántica, un piano dramático y una letra que 
no necesariamente se refiere a una relación de pareja en el pináculo: “Esta vez somos de papel, somos 
la corteza de un árbol/ esta vez somos servilletas y el recibo de luz/esta vez somos honestos para siempre”. 
“Soy de los descalzos y estoy cansado de la lluvia que no cae”. 
En “Sabiéndose de los descalzos” Julieta explaya su voz a capella acompañada de un handclapping y 
las notas finales de un piano. Tiempo después cantaría esta canción a dueto con la intérprete folclórica argentina 
Mercedes Sosa para su álbum “Cantora”, poco antes de su muerte en 2009.
Después de este significativo debut vendrían  en la década siguiente discos como “Bueninvento”, también 
producido por Gustavo Santaolalla y colaboraciones en bandas sonoras de películas como “Amores Perros” 
en el 2000. Los años posteriores serían determinantes en la carrera de Julieta Venegas quien dio un giro 
de la escena subterránea a otra completamente renovada, diferente y para muchos, drástica; sería conocida en 
otros circuitos más comerciales, experimentaría con nuevas atmósferas musicales y su sonrisa se atrevería a 
asomarse en obras posteriores. Algunos lo recibieron con agrado, otros lo rechazaron. 
Ella había tenido la osadía de sobrepasarse a si misma sin temor al fracaso, otros se quedarían en el camino.
 
Miriam Canales
 












viernes, octubre 26, 2012

100 discos esenciales del rock mexicano

En este nuevo libro contribuyo con un par de reseñas de los discos "Caramelo macizo" de La Lupita y "Aquí" de Julieta Venegas. Coordinado por David Cortés y Alejandro González. Editorial Tomo. Colaboran otras plumas de experimentados periodistas como Enrique Blanc, Hugo García Michel, Patricia Peñaloza y músicos como Alonso Arreola, Liber Terán, Ali Gua Gua, Alejandro Otaola, José Manuel Aguilera y el Señor González.

domingo, octubre 21, 2012

Ex votos




Un año después y la vida sigue. Extravié algo valioso y lo recuperé.
El mundo no se detiene por cosas como ésa. 
Si éste fuera el siglo XIX mandaría hacer mi cuadro de ex votos a Dios y le agradecería...

viernes, octubre 19, 2012

Ryuichi Sakamoto

Fusión del Oriente

Nueva colaboración en Replicante

En el marco de la sección Aural del Festival de México, en un ambiente de oscuridad, calma y placidez, Sakamoto envolvió a una audiencia donde acudieron por igual conocedores, “hipsters” y hasta la ex Timbiriche Sasha Sokol.

Ryuichi Sakamoto
Ryuichi Sakamoto nunca ha sido un artista comercial ni un ídolo de masas. Toca por igual el piano y el sintetizador, canta, se enfoca en las músicas étnicas asiáticas y africanas y eventualmente se da el lujo de actuar, aunque las bandas sonoras de películas son su especialidad. En México tuvimos la oportunidad de presenciar su música el 16 de mayo pasado en el Teatro Metropolitan del Distrito Federal.
Descubrí su existencia no hace mucho tiempo por un viejo video de una canción llamada “Fieldwork”, de 1985, a dueto con el cantante inglés Thomas Dolby. La historia trata de un fanático punk que busca a toda costa el autógrafo de un soldado neurótico de la Segunda Guerra Mundial. Una faceta de Sakamoto más inclinada al pop opuesta a su imagen introvertida y una trayectoria cargada de partituras para películas que incluye El último emperador (1987) de Bernardo Bertolucci —por la que ganó un Oscar— y Babel (2006), de Alejandro González Iñárritu, quien también buscó sus notas para incluirlas en la parte de la adolescente sordomuda ninfómana.

La orquesta amarilla y David Bowie

Nacido en Tokio, Sakamoto comenzó a componer a finales de los años setenta, tras haber estudiado arte y música étnica. Influenciado por Claude Debussy dio los primeros pasos con el grupo Yellow Magic Orchestra (YMO), donde tocaba los teclados y ocasionalmente cantaba experimentando con atmósferas electrónicas. Sus éxitos “Computer Game/Firecracker”, de 1978, y “Behind the Mask”, del mismo año, fueron los primeros destellos de una larga carrera. Después buscó el éxito en solitario con discos como The Thousand Knives of Ryuichi Sakamoto, fusionando electrónica y música folclórica japonesa, y posteriormente B-2 Unite, en 1980, hasta que su banda finalmente se disolvió en 1983. El camino sería largo a partir de ahí, como también su lista de colaboradores.
De este lado del orbe todavía hay propuestas que permanecen desconocidas. En México la variedad de grupos y músicos orientales se hacen notar sólo si entablan lazos con alguna figura de Occidente. En este caso Ryuichi alternó con David Bowie en la película Merry Christmas Mr. Lawrence, de 1983, en la que actuó y compuso la banda sonora con la canción “Forbidden Colors”. Los dos fueron dirigidos por Nagisha Oshima, quien había dirigido siete años antes el erótico y polémico filme Imperio de los sentidos.

Con rockstars es mejor

Otros artistas que buscaron aliarse a su música en los ochenta fueron Iggy Pop y David Byrne, experimentando con el piano y los sintetizadores de la época; la pianista Akiko Yano, su esposa durante más de una década, y hasta Madonna, con quien actuó en su video “Rain”, de 1992. Los Juegos Olímpicos de Barcelona de hace veinte años también fueron amenizados por sus pinceladas musicales. Otras películas en las que ha intervenido son Ojos de serpiente (1998) y Femme Fatale (2002), de Brian de Palma, y Tacones lejanos (1992), de Pedro Almovodar, quien no quedó muy satisfecho con el trabajo. A la par de su actividad musical, Sakamoto contribuye con la organización antinuclear Stop Rokkasho, que promueve la extinción de la planta nuclear de Hamaoka, construida a 200 kilómetros de Tokio.
No todo es rock and roll, reguetón y “perreo chacalonero” en estos días. Vale la pena olvidarse por un momento de los guitarrazos, la euforia y los efectos especiales en concierto para escuchar esta maravillosa fusión del piano y la electrónica.
Los lazos con el artista visual Alva Noto (originalmente llamado Carsten Nicolai) datan de 2002, cuando lanzaron el álbum Vrioon, con un estilo digital y minimalista y su omnipresente piano. Después vendrían Insen (2005), Revep (2006), Utp (2008) y Summvs, de 2011. Noto estudió originalmente arquitectura en Alemania y utiliza otros alias como Aleph-1, y es miembro de los grupos Signal y Cyclo. Este año ambos también participaron en el festival Sonar de São Paulo.
En el marco de la sección Aural del Festival de México, en un ambiente de oscuridad, calma y placidez, Sakamoto envolvió a una audiencia donde acudieron por igual conocedores, “hipsters” y hasta la ex Timbiriche Sasha Sokol.
No todo es rock and roll, reguetón y “perreo chacalonero” en estos días. Vale la pena olvidarse por un momento de los guitarrazos, la euforia y los efectos especiales en concierto para escuchar esta maravillosa fusión del piano y la electrónica. ®

Más de la genial Bat For Lashes


jueves, octubre 18, 2012

Ecos del Corona Capital

Nueva colaboración en Replicante

Claroscuro de un festival

Este año la cartelera del Corona Capital estuvo encabezada por New Order, los sobrevivientes de Joy Division. El Autódromo Hermanos Rodríguez albergó a miles de personas que regresaron a casa con un sabor agridulce en la boca.

Un año más las empresas cerveceras se disputan el trono por organizar el festival más polémico, llenar más estadios, vender más líquido y traer a las mejores bandas del momento, como un pequeño Coachella o Lollapalooza. Esta vez el Corona Capital logró la hazaña de juntar a casi toda la alineación original de New Order y convencerlos de tocar en México, como lo hicieron con Portishead el año pasado y The Pixies en su primera edición en 2010. La curva 4 del Autódromo Hermanos Rodríguez recibió por igual a grandes melómanos —y simples posers— el 13 y 14 de octubre.
Tachado de estilo hipster y hasta pretencioso, su principal inconveniente fue el incremento de precios para cubrir los dos días de festival y los excesivos cargos que hay que retribuir al “amo de los boletos”. Peor aún con los revendedores que cotizaban las entradas individuales hasta en 1,200 pesos para aquellos que no alcanzaron a comprar en la taquilla o extraviaron o rompieron su boleto por accidente.
Desde el sábado por la tarde se pronosticaba una lluvia que nunca cayó, aunque crecía la expectativa por volver a ver juntos a otras bandas ya separadas, como los ingleses de Suede, que con rolas como “Trash” encendieron los ánimos, ondearon las banderas británicas entre el público y después se imperó la flojera total; los suecos de The Hives derrocharon carisma ataviados de fracs. Su vocalista Howlin’ Pelle Almqvist expresó su entusiasmo en todo momento con un esmerado acento español y una enorme concurrencia nunca antes vista en sus presentaciones anteriores. The Kills hicieron lo suyo como uno de los grupos de moda, con la rubia presencia de Alison Mosshart. León Larregui, acompañado de Adanowsky en la guitarra, tocaron al atardecer como si estuvieran en la cochera de su casa. La aburrición total.
No faltaron los que quisieron sentirse mexicanos por una hora, como Cat Power, que exageró su vestimenta con sarape de Saltillo, escudo nacional y un look de rubia platinada estilo Ely Guerra. Lo peor fue que prescindió de varios de sus éxitos, como “The Greatest”. Craso error y oso mil. Basement Jaxx hizo esperar a su público casi cuarenta minutos para ofrecer un espectáculo de medianoche con cantantes negras disfrazadas de marineras, guitarras, congas y hasta delfines inflables para entretener a sus desvelados seguidores.
Al día siguiente, The Drums y The Raveonettes actuaron frente a un público diferente, acostumbrados a verlos en escenarios más pequeños o como teloneros de bandas como Depeche Mode. Una tarde plagada de música, tabaco, marihuana, sudor, papas fritas de 35 pesos y muchos litros de cerveza de 80, dieron sabor al domingo.
Tachado de estilo hipster y hasta pretencioso, su inconveniente fue el incremento de precios para cubrir los dos días de festival y los excesivos cargos que hay que retribuir al “amo de los boletos”. Peor aún con los revendedores que cotizaban las entradas individuales hasta en 1,200 pesos para aquellos que no alcanzaron a comprar en la taquilla o extraviaron o rompieron su boleto por accidente.
Sin embargo, la mentada de madre de este año se la llevaron los programadores, que tuvieron la ocurrencia de empalmar a los ex Joy Division con Florence + The Machine. Ambos tocaban el domingo a las 9 p.m. con sólo diez minutos de diferencia. Corría el riesgo de presenciar la que probablemente sería la única visita de los pioneros del synthpop a México y perderse a la flor más bella de Inglaterra en su también primer concierto, y viceversa, así que como coitus interruptus muchos abandonaron a alguno de ellos a medio show para apurarse a ver al otro, del escenario “Light” al “Capital”, o encontrarse a mitad de camino con la atractiva presencia de Modeselector en el “Bizco club”.
Treinta años después, y muchos kilos y arrugas de más —pero con mucha energía y vigor— entraron en escena Bernard Sumner, Gillian Gilbert, Stephen Morris y el bajista Tom Chapman, quien sustituyó a Peter Hook, para tocar los primeros acordes de “Crystal”. “¡Bailen cabrones! ¡Si no se la saben no mamen!”, gritaban eufóricos algunos asistentes cuando se escuchó “Bizarre Love Triangle” en la presentación estelar de New Order.
“Blue Monday”, una de esas rolas tan veneradas como choteadas y hasta usadas para hacer aerobics matutinos, sonó como una de las cartas fuertes de esa noche de lágrimas nostálgicas y pies ampollados. Su vocalista, Bernard Sumner, se contagió del ambiente y hasta intentó moverse al ritmo de su propia música. Bailar no es lo suyo. Gillian Gilbert permaneció seria e inmersa en sus teclados. El gran ausente fue Peter Hook, separado de sus compañeros y avocado a otros proyectos como solista y disc jockey. Tan sólo el año pasado había actuado en México presentando el disco Unknown Pleasures durante sus días de gloria junto a Joy Division y su finado compañero Ian Curtis. “¡Chinga tu madre, pinche Woody!”, le gritaban al bajista Tom Chapman, quien lo sustituyó esa noche. Otras canciones coreadas fueron “True Faith” y “Perfect Kiss”. Sí hay un culto al cantante que decidió terminar sus días ahorcado en su cocina.
Algunos darks mimetizados entre los hipsters acudieron sólo con la intención de presenciar a los viejos integrantes de la “división de la alegría”, y al escuchar los emotivos acordes de “Atmosphere” los ánimos estallaron rememorando su efímero y trascendental paso por la música. “¡Queremos ver el holograma de Ian Curtis!”, decían en las redes sociales. “Love Will Tear Us Apart” con todo el sabor de los tiempos de “Factory Records” y “Hacienda” de Manchester cerró la velada. El amor nos destrozará, sin duda
El lunes siguiente de resaca, músculos rígidos, pies adoloridos y gargantas rasposas hicieron un “lunes triste” al regreso a las labores cotidianas. La pregunta para el próximo año es: ¿Qué deparará a este festival con la venta de la Cervecería Modelo a la belga Anheuser-Busch? ®

domingo, octubre 07, 2012

Pesadillas antes del día de Palogüin

Tuve un sueño sobrecogedor: me encontraba con el terrorífiico Leatherface, el personaje de la película "La masacre en Texas" en una casa enorme, elegante y llena de gente, pero se mimetizaba como una "persona normal" sin su característica máscara aunque era igual de dañado y psicópata; me persiguió hasta alcanzarme, me tenía acostada sobre una tabla dispuesta a hacerme su víctima. En eso, desperté...

Este güey es  el Leatherface, para los que no sepan...



sábado, octubre 06, 2012

Para que se acuerden de Acapulco...




Adiós a la legendaria vida nocturna acapulqueña y a los paseos afables en la playa. El ambiente social se ha transformado en temor e inseguridad. Las luces de los antros se han apagado, las noches ya no les pertenecen a los turistas.
“Buenas tardes, ¿adónde se dirigen?” Un grupo de soldados inquisitivos de la Marina, encapuchados y armados con ametralladoras, se acercaron a la camioneta donde viajábamos después de unas compras dominicales. Sus ojos bajo el pasamontañas nos miraban con recelo a través de las ventanillas, el retén fue grabado en video. Tras el interrogatorio y al no encontrar nada sospechoso nos soltaron. La realidad supera cualquier imagen de los noticiarios.


 
Los tiempos del “Lost Acapulco” se ven cada vez más lejanos. Olvídense de la presencia de estrellas de Hollywood como Elizabeth Taylor, Johnny Weismüller o John Wayne, de los festivales musicales de Raúl Velasco o hasta de  Pedro, Pablo y Paco haciendo de las suyas en la saga de “La risa en vacaciones”. Uno de los sitios turísticos más emblemáticos del país también se ha visto ensombrecido por la presencia de narcotraficantes, tiroteos y el deambular de policías y militares. Los negocios, hoteles y antros que han resistido el cambio ostentan por doquier en anuncios y espectaculares la campaña: “Habla bien de aca”, como buscando disimular a toda costa la catástrofe con la que hay que lidiar diariamente. El impacto de su festival de cine anual de igual modo se ha menguado.


La última vez que visité este puerto fue en 2008, gocé de su ambiente nocturno, de las discotecas, de abordar un taxi con menos temor a encontrar al enemigo merodeando. Hoy, una noche por las calles resulta silenciosa y solitaria a diferencia de unos pocos años atrás en que la juerga dictaba la última palabra. Muchos nuevos elementos han modificado su fisonomía: el legendario tugurio “Tabares” ya no cuenta con colas de ávidos clientes esperando el acceso, el famoso Tianguis Turístico dejó de celebrarse después de 36 años; ahora la sangre pavimenta las calles. El recelo y el temor latente a una balacera fortuita inquietan los sentidos al igual que otras ciudades de México cuyos usos y costumbres se han trastocado. En el caso de Acapulco, su peligrosidad resulta considerable, según datos de la Secretaría de Seguridad Pública, se ubica como el quinto municipio más violento del país con 661 muertes por año y Guerrero como el tercer estado con mayor número de homicidios después de Chihuahua y Sinaloa.



Una tarde me encuentro bebiendo una cerveza en Punta Diamante en un pequeño restaurante de mariscos cercano al centro comercial “La isla”, donde Luis Miguel presta su imagen. El calor húmedo me impregnaba, el sol me pegaba en la mollera. Mientras daba un sorbo al tarro, un comando de militares patrullaban las calles en convoys, los soldados enfundados en el grueso uniforme parecían no inmutarse con las altas temperaturas, me miraban directamente con sospecha; su presencia incomodaba. ¿Por qué ni siquiera en esas circunstancias podía beber una cerveza tranquilamente para aminorar el calor?

El descenso en el turismo también ha afectado a la región: tan solo este año la cantidad de springbreakers en los tiempos de Zeferino Torreblanca, bajó de 120 mil en 2006, a menos de 100 en 2011. De 10 pasajeros que arriban, 10 son extranjeros y 3 mexicanos, según cifras del propio gobierno.
Algunos habitantes no creen que haya sido la inseguridad el detonante de la baja turística. Ramona, quien ha vivido en el puerto por más de 20 años considera que la rivalidad con Cancún arrasó desde hace tiempo con el turismo internacional; mucha de la afluencia hacia Acapulco proviene de los viajeros capitalinos: “Eso pasó hace mucho, los turistas extranjeros ya no vienen a Acapulco; esto sólo se sostiene por el turismo nacional”.

Una noche me detuve a observar la playa de Caleta, otrora pacífica y de hombres y mujeres ondeando libremente sus carnes en bikini. Advertían que la marea se encontraba en su punto más alto, pero no era el vaivén y la fuerza de las olas lo que me atemorizaba. Al abandonar la ciudad abordé un autobús en la central de Punta Diamante, se adentró en la Autopista del sol, solitaria y oscura; comencé a inquietarme. Sabía que el peligro iba más allá de las fuerzas de la naturaleza.









Discurso de Jaime López para presentar el libro "Crónica Biciteka" de Georgina Hidalgo. (Producciones El Salario del Miedo, 2021.) Lugar: Fonda El Convite. Fecha: 20 de octubre de 2021.

              ACERCA DE LA CRÓNICA BICITEKA DE GEORGINA HIDALGO VIVAS                                                                     ...