lunes, marzo 24, 2014

Nine Inch Nails: de espectros y oscuridades


Miriam Canales
@miricaiba
La media noche es la hora idónea para el romance, el sexo y hasta el miedo y los fantasmas. Si la media noche tuviera un soundtrack donde se complementaran todos estos elementos, Reznor sería su máximo perpetrador. Éste es un disco repleto de sueños y pesadillas, religión y herejía, odio y pesadumbre, en el que su voz quedó plasmada como una referencia de los tiempos aciagos de mitad de los 90. Producido por él mismo y Mark Ellis Flood (U2, Depeche Mode, New Order), The Downward Spiral se parió el 8 de marzo de 1994.
Un par de años atrás, a fin de encontrar una atmósfera propicia, el cantante se mudó a la residencia que habitaron el cineasta Roman Polanski y la actriz Sharon Tate, asesinada ahí mismo por Charles Manson y sus secuaces en 1969, para gestar sus oscuras ideas musicales. Ubicada en Benedict Canyon, en Los Ángeles, instaló un estudio llamado “Le Pig”, donde surgió su ep previo a Broken y apadrinó el disco debut de Marilyn Manson: Portrait of An American Family. Por 11 mil dólares mensuales de renta, tuvo la ocurrencia de colocar todo su equipo de grabación justo en la sala donde ejecutaron a las víctimas, rodeado de los muros donde aún se leían las consignasDeath to the pigs plasmadas por los criminales a manera de firma.
Durante sus últimos momentos de trabajo por 1993, tuvo un encuentro casual con Patti Tate, hermana de la actriz, quien lo confrontó preguntándole si morando en este sitio pretendía explotar su muerte, a lo que Reznor respondió: “No, es solo mi interés en el folclor norteamericano; estoy en este lugar donde ocurrió una parte enfermiza de la historia”. Alguna vez declaró a la revista Rolling Stone que tras esta charla se puso en sus zapatos y reflexionó sobre la pérdida de un ser querido. “¿Qué tal si se hubiera tratado de mi propia hermana? ¡Al carajo con Charles Manson! Fui a casa y lloré esa noche; me hizo ver las cosas de otro modo”. Después fue demolida, él sintió que había demasiada historia difícil de abarcar en ella.
Cavilación tardía o remordimiento pasajero, el trabajo ya estaba hecho y había logrado que esos fantasmas se introdujeran para dar a luz al disco más representativo de la banda, lleno de momentos delirantes y agresivos. La referencia de los cerdos-víctimas quedó evidenciada en temas como March of The Pigs Piggy (Nothing Can Stop Me Now). Una faceta fresca y más inteligente que la frivolidad del heavy metal de finales de los 80, que parecía no dar para más ante el dominio del grunge. Ya nadie podría detener a Reznor más que sus propias ambiciones.
“Te llevaré a donde quieras ir” (I’ll take you where you wanna go!) es una frase conductora del primer corte a lo largo de un sombrío viaje de 60 minutos. El álbum abre con “Mr. Self Destruct” y los quejidos de un hombre cruelmente azotado. Los oídos deben estar atentos para entregarse a una obra que no garantiza felicidad alguna. Es un paseo por el infierno donde el mismo autor, influenciado por Numan y Bowie (¿quiénes más?), se enfrenta a sus propios demonios más de los que ya pululaban en la vivienda del matrimonio Polanski-Tate. La belleza tiene otras caras, muchas de ellas grotescas, y aquí queda demostrado.
Por su trascendencia musical y como video de MTV, “Closer” es la pieza más famosa. Contiene una letra perversa y sin tapujos en la que Reznor declara que desea follarnos como animales. “Ayúdame a salir de mí mismo / Tú me haces acercarme más a Dios”.
Después de embarrase de fango con “Ruiner”, “The Becoming”, “I Do Not Want This” y “Big Man With a Big Gun”, el escucha puede regocijarse con una pieza instrumental sublime como lo es “A Warm Place”, en la que es posible sentir una luz diáfana por unos instantes. Si hubiera un acercamiento breve a los fieles difuntos en un plano celestial, ésta sería perfecta. Una vez terminada esta efímera paz engañosa, hay que retomar el camino al inframundo con “Eraser”, recordando que no es la alegría lo que motiva a escuchar este disco.
“Hurt” se encarga de cerrar; su lírica depresiva y existencialista sigue influyendo pese a la distancia generacional. “Y tú podrías tenerlo todo: mi imperio de lodo / ¿En qué me he convertido, mi más dulce amigo? / Todos los que conozco al final se van”. Para entonces, Reznor logró su propósito: sumergir al escucha en su mundo lúgubre del que resulta difícil salir. A manera de testamento musical, Johnny Cash se encargó de hacerle una conmovedora reinterpretación poco antes de su muerte en 2003.
El próximo 27 de marzo, NIN volverá a este país encabezando el primer día del Festival Vive Latino con sus obras posteriores y su último discoHesitation Marks. Es ahí donde a dos décadas de distancia se apreciarán los efectos que la sombra de Sharon Tate tuvo en él.
Miriam Canales
@miricaiba

viernes, marzo 07, 2014

La carne

Suculento cuento de Virgilio Piñera (La Habana, Cuba 1912-1979)

Sucedió con gran sencillez, sin afectación. Por motivos que no son del caso exponer, la población sufría de falta de carne. Todo el mundo se alarmó y se hicieron comentarios más o menos amargos y hasta se esbozaron ciertos propósitos de venganza. Pero, como siempre sucede, las protestas no pasaron de meras amenazas y pronto se vio a aquel afligido pueblo engullendo los más variados vegetales.Sólo que el señor Ansaldo no siguió la orden general. Con gran tranquilidad se puso a afilar un enorme cuchillo de cocina, y, acto seguido, bajándose los pantalones hasta las rodillas, cortó de su nalga izquierda un hermoso filete. Tras haberlo limpiado lo adobó con sal y vinagre, lo pasó –como se dice– por la parrilla, para finalmente freírlo en la gran sartén de las tortillas del domingo.
Sentóse a la mesa y comenzó a saborear su hermoso filete. Entonces llamaron a la puerta; era el vecino que venía a desahogarse… Pero Ansaldo, con elegante ademán, le hizo ver el hermoso filete. El vecino preguntó y Ansaldo se limitó a mostrar su nalga izquierda. Todo quedaba explicado. A su vez, el vecino deslumbrado y conmovido, salió sin decir palabra para volver al poco rato con el alcalde del pueblo. Éste expresó a Ansaldo su vivo deseo de que su amado pueblo se alimentara, como lo hacía Ansaldo, de sus propias reservas, es decir, de su propia carne, de la respectiva carne de cada uno. Pronto quedó acordada la cosa y después de las efusiones propias de gente bien educada, Ansaldo se trasladó a la plaza principal del pueblo para ofrecer, según su frase característica, “una demostración práctica a las masas”.Una vez allí hizo saber que cada persona cortaría de su nalga izquierda dos filetes, en todo iguales a una muestra en yeso encarnado que colgaba de un reluciente alambre. Y declaraba que dos filetes y no uno, pues si él había cortado de su propia nalga izquierda un hermoso filete, justo era que la cosa marchase a compás, esto es, que nadie engullera un filete menos. Una vez fijados estos puntos diose cada uno a rebanar dos filetes de su respectiva nalga izquierda. Era un glorioso espectáculo, pero se ruega no enviar descripciones. Por lo demás, se hicieron cálculos acerca de cuánto tiempo gozaría el pueblo de los beneficios de la carne. Un distinguido anatómico predijo que sobre un peso de cien libras, y descontando vísceras y demás órganos no ingestibles, un individuo podía comer carne durante ciento cuarenta días a razón de media libra por día. Por lo demás, era un cálculo ilusorio. Y lo que importaba era que cada uno pudiese ingerir su hermoso filete.
Pronto se vio a señoras que hablaban de las ventajas que reportaba la idea del señor Ansaldo. Por ejemplo, las que ya habían devorado sus senos no se veían obligadas a cubrir de telas su caja torácica, y sus vestidos concluían poco más arriba del ombligo. Y algunas, no todas, no hablaban ya, pues habían engullido su lengua, que dicho sea de paso, es un manjar de monarcas. En la calle tenían lugar las más deliciosas escenas: así, dos señoras que hacía muchísimo tiempo no se veían no pudieron besarse; habían usado sus labios en la confección de unas frituras de gran éxito. Y el alcaide del penal no pudo firmar la sentencia de muerte de un condenado porque se había comido las yemas de los dedos, que, según los buenos gourmets (y el alcaide lo era) ha dado origen a esa frase tan llevada y traída de “chuparse la yema de los dedos”.
Hubo hasta pequeñas sublevaciones. El sindicato de obreros de ajustadores femeninos elevó su más formal protesta ante la autoridad correspondiente, y ésta contestó que no era posible slogan alguno para animar a las señoras a usarlos de nuevo. Pero eran sublevaciones inocentes que no interrumpían de ningún modo la consumación, por parte del pueblo, de su propia carne.
Uno de los sucesos más pintorescos de aquella agradable jornada fue la disección del último pedazo de carne del bailarín del pueblo. Éste, por respeto a su arte, había dejado para lo último los bellos dedos de sus pies. Sus convecinos advirtieron que desde hacía varios días se mostraba vivamente inquieto. Ya sólo le quedaba la parte carnosa del dedo gordo. Entonces invitó a sus amigos a presenciar la operación. En medio de un sanguinolento silencio cortó su porción postrera, y sin pasarla por el fuego la dejó caer en el hueco de lo que había sido en otro tiempo su hermosa boca. Entonces todos los presentes se pusieron repentinamente serios.
Pero se iba viviendo, y era lo importante, ¿Y si acaso…? ¿Sería por eso que las zapatillas del bailarín se encontraban ahora en una de las salas del Museo de los Recuerdos Ilustres? Sólo se sabe que uno de los hombres más obesos del pueblo (pesaba doscientos kilos) gastó toda su reserva de carne disponible en el breve espacio de 15 días (era extremadamente goloso, y por otra parte, su organismo exigía grandes cantidades). Después ya nadie pudo verlo jamás. Evidentemente se ocultaba… Pero no sólo se ocultaba él, sino que otros muchos comenzaban a adoptar idéntico comportamiento. De esta suerte, una mañana, la señora Orfila, al preguntar a su hijo –que se devoraba el lóbulo izquierdo de la oreja– dónde había guardado no sé qué cosa, no obtuvo respuesta alguna. Y no valieron súplicas ni amenazas. Llamado el perito en desaparecidos sólo pudo dar con un breve montón de excrementos en el sitio donde la señora Orfila juraba y perjuraba que su amado hijo se encontraba en el momento de ser interrogado por ella. Pero estas ligeras alteraciones no minaban en absoluto la alegría de aquellos habitantes. ¿De qué podría quejarse un pueblo que tenía asegurada su subsistencia? El grave problema del orden público creado por la falta de carne, ¿no había quedado definitivamente zanjado? Que la población fuera ocultándose progresivamente nada tenía que ver con el aspecto central de la cosa, y sólo era un colofón que no alteraba en modo alguno la firme voluntad de aquella gente de procurarse el precioso alimento. ¿Era, por ventura, dicho colofón el precio que exigía la carne de cada uno? Pero sería miserable hacer más preguntas inoportunas, y aquel prudente pueblo estaba muy bien alimentado.

Discurso de Jaime López para presentar el libro "Crónica Biciteka" de Georgina Hidalgo. (Producciones El Salario del Miedo, 2021.) Lugar: Fonda El Convite. Fecha: 20 de octubre de 2021.

              ACERCA DE LA CRÓNICA BICITEKA DE GEORGINA HIDALGO VIVAS                                                                     ...