"Paso mañana por tí.¡Esta noche no voy a poder dormir!"-Se trató de una simple e inocente llamada telefónica, cuando todavía no nos encontrábamos sobreinvadidos de celulares y redes sociales como Facebook y Twitter. La gente todavía se llamaba por teléfono a su casa, al menos en mi ciudad, Torreón.
Al día siguiente encontré a mi interlocutor donde acordamos; llegó en un auto moderno, bien vestido, lucía guapo. No recuerdo en que momento accedí a la invitación, pero ya no había marcha atrás. Casi no hablamos durante el trayecto hacia nuestro destino, sólo hubo un besito, quizás dos, un ligero intercambio de palabras, una emocionante complicidad...y minutos después estábamos donde planeamos la noche anterior.
Yo sabía de antemano que estaba hecha un manojo de nervios, no estaba segura si realmente era capaz de vivir lo planeado, pero era un "ahora o nunca", fue "ahora".
Y así transcurrió la calurosa tarde en Torreón. Nadie sabía donde me encontraba, no tenía celular, pero como en todo debe haber un final y lo que viví sería tan largo de narrar que quizá podría hacer un pequeño libro de esa anécdota...
Cuando salí de ese sitio ya no era la misma que había entrado, algo se había ido de mi para siempre. Después de esa experiencia vendría otra igual, luego otra y otra y así ad infinitum en diferentes momentos y circunstancias, con otros rostros y cuerpos, pero finalmente con un común denominador.
Eso pasó en un día como hoy, 10 años atrás.. y desde entonces hasta la fecha, no he vuelto a ver la vida de la misma forma.
Al día siguiente encontré a mi interlocutor donde acordamos; llegó en un auto moderno, bien vestido, lucía guapo. No recuerdo en que momento accedí a la invitación, pero ya no había marcha atrás. Casi no hablamos durante el trayecto hacia nuestro destino, sólo hubo un besito, quizás dos, un ligero intercambio de palabras, una emocionante complicidad...y minutos después estábamos donde planeamos la noche anterior.
Yo sabía de antemano que estaba hecha un manojo de nervios, no estaba segura si realmente era capaz de vivir lo planeado, pero era un "ahora o nunca", fue "ahora".
Y así transcurrió la calurosa tarde en Torreón. Nadie sabía donde me encontraba, no tenía celular, pero como en todo debe haber un final y lo que viví sería tan largo de narrar que quizá podría hacer un pequeño libro de esa anécdota...
Cuando salí de ese sitio ya no era la misma que había entrado, algo se había ido de mi para siempre. Después de esa experiencia vendría otra igual, luego otra y otra y así ad infinitum en diferentes momentos y circunstancias, con otros rostros y cuerpos, pero finalmente con un común denominador.
Eso pasó en un día como hoy, 10 años atrás.. y desde entonces hasta la fecha, no he vuelto a ver la vida de la misma forma.
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