Publicado hoy en la sección QRR de Milenio Diario
La tarde de ayer se celebró la quinta versión de la Marcha Lésbica en la capital del país. Disfraces, pancartas y un ambiente festivo se unieron a las demandas de igualdad y respeto a su condición.
A sus 16 años, Claudia camina ondeando una bandera con los colores del arcoíris y la leyenda “Soy lesbiana ¿y qué?” Sus papás desconocen su orientación sexual, y las cámaras fotográficas y de televisión no la amedrentan: “Y si me ven, ¿que tiene?”
Quinta ocasión que el Distrito Federal alberga la anual marcha lésbica, organizada por Comal (Comité Organizador de la Marcha Lésbica) con el apoyo de asociaciones civiles del resto del país como Telemanita AC de Morelos, LeSVOZ AC y Colectivo Diversiless de Jalisco. Mujeres jóvenes, adolescentes, chicos gays y hasta algunos emos se congregaron para celebrar a Safo y su legado.
En medio de arengas como “¡Pucha con pucha, lesbianas en la lucha!” “¡Viagra no, tortillas sí!”; y el barullo y el calor primaveral desde el Zócalo hasta el Monumento a la Revolución, las lesbianas feministas pidieron se respetaran sus derechos y a su vez conmemoran los asesinatos masivos de mujeres y activistas de Ciudad Juárez. Junto a los electricistas del SME apostados en un costado del Zócalo, llegaron ataviadas de disfraces como los cartones de leche del célebre video de “Coffee and Tv” de la banda inglesa Blur.
En una ciudad donde salir del clóset se vuelve una actividad paulatinamente normal y cotidiana, como la polémica iniciativa de matrimonio entre personas de sexo afín promovida por la administración de Ebrard y denostada por el clero jalicinense, muchas parejas lésbicas aún encuentran intolerante a la sociedad mexicana en general: “Hay hombres que cuando nos besamos nos gritan en la calle ¡yo te hago mujer! y otras chavas nos dicen que qué asco, que para qué hacemos eso”. Confiesa Daniela de 25 años acompañada de su novia, quienes descubrieron su orientación sexual desde la secundaria a pesar de haber tenido con anterioridad parejas masculinas, “de manita sudada”. Para junio planean firmar el papel que legalice su unión. “Hace más falta educación para que la gente nos acepte”.
Un par de amigas treintañeras descubrieron sus preferencias de manera tardía: “Yo me di cuenta a los 23 cuando besé por primera vez a una chava. Antes me engañaba diciéndome que sólo apreciaba la belleza femenina y que quería mucho a mis amigas, pero después supe que no era cierto”, dice Ana de 32.
Una pareja de chicas alemanas se enteraron del movimiento mediante internet y aprovechando sus vacaciones por México demostraron su amor sin rubores; cuentan que aun en algunos pequeños pueblos de su país no existe tanta apertura, no obstante ser Berlín su lugar de procedencia. A sus 31 años, una de ellas decidió “salir del clóset” hace 19.
Después de cinco años de transitar por las calles defeñas promoviendo su derecho a ser respetadas tras separarse de la marcha gay mayor, la comunidad lésbica encuentra la suya más sólida y dinámica, en donde muchas chicas maduras o incluso menores de edad, encuentran en esta parada anual un espacio para revelarse y buscar una igualdad como personas más allá de la sexualidad y sus vaivenes.
Texto y fotos: Miriam K. Nales
@miriam_k_nales
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