Hay puertas que se cierran, hay puertas que se abren...

Hay puertas de granero
y hay puertas giratorias,
puertas en los timones de grandes barcos
y pequeñas puertas giratorias.

Hay puertas que se abren ellas mismas,
hay puertas corredizas
y hay puertas secretas.

Hay puertas que están cerradas
y puertas que no lo están,
hay puertas que te dejan entrar y salir
pero que nunca se abren,
y hay compuertas
de las que no puedes volver...

Nueva colaboración en Revista Replicante

Un artículo dedicado a la mujer cuya portentosa voz y oscuras letras ha cantado el soundtrack de mi vida de otoño hasta la fecha: Florence Welch.

La luz, la oscuridad y el amor

Florence and the Machine

Por Miriam Canales

Florence Welch y su proyecto Florence and the Machine representan una propuesta fresca dentro del panorama pop. Su álbum debut la coloca como una de las mejores novedades dentro de las melancólicas, inagotables y oscuras canciones dedicadas al amor.

No dawn, no day/ I’m always in this twilight/ in the shadow of your heart.
“Cosmic Love”

Mientras que cantantes como Lady Gaga siguen imitando la excentricidad de Grace Jones, Madonna se une a M.I.A, Katy Perry arrasa en lo que queda de los premios MTV y Britney Spears deja a un lado su altivez para ofrecer “humildemente” conciertos gratuitos en la Ciudad de México, en Inglaterra afloran nuevas voces que no pretenden imitar a alguno de estos modelos, entre ellos la pelirroja Florence Welch y su proyecto Florence and the Machine.

A los 23 años de edad Florence definió con su debut Lungs (Island Records, 2009) que pueden coexistir las baladas oscuras y luminosas de resentimiento y dolor como “Howl” y “Girl with One Eye” junto a “Dog Days are Over” y “Kiss With a Fist”, que describen cómo la violencia de pareja puede ser incluso graciosa en su patetismo. “Cosmic Love” es una de esas piezas con las que el corazón late fuertemente en el pecho y sentir que el romance pulula por las estrellas. “You’ve Got the Love” lo reafirma en el cierre de este disco. Florence puede compartir el espacio musical con Bat For Lashes y hasta con Goldfrapp en sus inicios.

Tras la muerte de Amy Winehouse otras cantantes han intentado disputarse su trono de perdición, como Anna Calvi y Adele, cuyas melancólicas canciones de amor siguen los pasos de la crudeza de la diva del soul, otras como Lily Allen brillaron momentáneamente y desviaron su camino por la maternidad. Welch no ha alcanzado todavía grandes proporciones comerciales ni ha sido covereada por una banda de párvulos salida de YouTube como los Vázquez Sounds, aunque su imponente voz y su aire de misticismo rememora a Kate Bush y a Stevie Nicks en sus años de juventud. Sus canciones oscuras han deslumbrado a bandas como U2, quienes la invitaron a participar como telonera de su gira 360 por Estados Unidos. En México nos privaron del placer de verla en vivo y prefirieron imponer a Snow Patrol. Florence también desplegó sus vestidos de tul bajo la enorme garra.

“Heavy in Your Arms”, una pieza cargada de desesperación y angustia por el ser amado, formó parte del soundtrack de la película Eclipse de la saga de Crepúsculo en 2010 junto con Metric, Radiohead, Muse, Beck y Bat For Lashes.

A los 23 años de edad Florence definió con su debut Lungs (Island Records, 2009) que pueden coexistir las baladas oscuras y luminosas de resentimiento y dolor como “Howl” y “Girl with One Eye” junto a “Dog Days are Over” y “Kiss With a Fist”, que describen cómo la violencia de pareja puede ser incluso graciosa en su patetismo.

Adentrarse al segundo álbum doble, Ceremonials, lanzado en el Halloween de 2011, es un viaje cargado de más sombras que luces, demonios y espectros y letras más densas, ejemplo de ello es “What the Water Gave Me”, una especie de alusión a la muerte de Virginia Woolf ahogada en un río, y “No Light, no Light”, en cuyo video aparecen imágenes de brujería y algunos seres sobrenaturales tras la pista de nuestra heroína. “Shake It Out” es el lado amable y hasta dulce en el que Florence plasma la fuerza de su voz. “Strangeness and Charm” es otra de esas canciones pop con ritmos frenéticos y letras de dimensiones eróticas en cuyo coro Florence canta repetidamente “Feel It on Me Love” a manera de mantra.

Menos digerible que “Lungs”, pero una muestra más de que a los 25 años no sólo se canta pop de plástico ni “California girls, ooohhh”.

Recientemente Florence también participó en un tributo a su antecesora Amy Winehouse cantando “Back to Black”. Otro controvertido proyecto que rememora a la polémica ex primera dama de Filipinas, Imelda Marcos llamado “Here Lies Love” también contiene la voz de Florence junto a Fatboy Slim, David Byrne y Santogold, entre otros.

Probablemente Adele es quien actualmente cargue la antorcha de honor y Florence la secunde, el incipiente 2012 es un año definitorio para la carrera de ambas y sus pasos por el escalafón. Inglaterra nunca dejará de ser cuna de mujeres tan sobresalientes. Algunas simplemente se apagan, otras perduran. ®

Yo sí creo en el amor cósmico

Una estrella fugaz cayó de tu corazón y aterrizó en mis ojos
Grité en voz alta, me los arrancaron y ahora me han dejado ciega

Las estrellas, la luna, todas han sido apagadas
Me dejaste en la oscuridad
No hay amanecer, ni de día, siempre estoy en el crepúsculo
A la sombra de tu corazón

Y en la oscuridad, puedo escuchar los latidos de tu corazón
Traté de encontrar el sonido
Pero entonces se detuvo, y yo estaba en la oscuridad,
Así que me convertí en la oscuridad

Las estrellas, la luna, todas han sido apagadas
Me dejaste en la oscuridad
No hay amanecer, ni de día, siempre estoy en el crepúsculo
A la sombra de tu corazón

Tomé las estrellas de nuestros ojos, y luego hice un mapa
Y sabía que de alguna manera podría encontrar mi camino de regreso
Entonces escuché los latidos de tu corazón que estaban en la oscuridad
Así que me quedé ahí contigo

Las estrellas, la luna, todas han sido apagadas
Me dejaste en la oscuridad
No hay amanecer, ni de día, siempre estoy en el crepúsculo
A la sombra de tu corazón

Las estrellas, la luna, todas han sido apagadas
Me dejaste en la oscuridad
No hay amanecer, ni de día, siempre estoy en el crepúsculo
A la sombra de tu corazón

En un día como hoy

Yo siempre he celebrado más la amistad genuina que el amor, cualquier día del año. Honestamente no creo en esos regalos como los chocolates, las tarjetitas y los globos que sólo demuestran consumismo. Creo que el amor es un acto de paciencia extrema, entrega total, empatía y lealtad que no siempre estamos listos para dar u ofrecer...y según estudios científicos sólo dura tres años (¡ouch!)

El amor no es como nos lo han querido enseñar las pinches telenovelas baratas de Televisa y TV Azteca, el amor es más que una idealización cargado de deseos sexuales y ganas de reproducirse, o simplemente querer gozar de la carne. "También hay cogidas ricas, pero tú y yo hicimos el amor", me dijo alguien romanticamente justo hace un año. ¿Y es que acaso hay etiquetas para lo que se debe y que no se debe hacer durante una relación carnal y definir si es un acto de amor o un mero apareamiento? Prefiero celebrar la amistad genuina en que dos seres están dispuestos a apoyarse y quererse sin compromiso sentimental alguno, aunque también existen los "amigos con derechos", "amigovios", "fuckbuddies" and stuff...esos también juegan un papel importante, por insignificante que parezca.

Lo admito, yo tengo un corazón veleidoso y un tanto volatil que se ha negado a aterrizar, algunas otras veces lo ha hecho en los lugares equivocados y otros tantos han intentado ganárselo. ¿Que si me he enamorado? Claro que sí, que se han enamorado de mí, también, que me han roto el corazón, por supuesto, que lo he hecho yo, indiscutiblemente...

...a lo lejos alguien tiene a todo volumen una ridícula canción de Mijares. Ojalá acabe pronto.

Sobreviviendo al "club de los 27"

Este día entrego oficialmente la membresía que me acreditaba como parte del mal llamado "club de los 27" en el que según la maledicencia los rockeros chidos se petateaban a esa edad ¡Cómo jodían con eso cuando murió Amy Winehouse, por Dios! Yo sólo espero que esta credencial no sea como la de elector 03 y que no se renueve bajo ninguna circunstancia. No es que haya sido terrible, pero hay cosas que honestamente desearía dejar atrás. Tanta mala sal cayó sobre mí desde entonces.

¿Por qué mejor no mirar hacia adelante? Sí, eso es lo que haré desde este momento.

28 es la cantidad de días que tardan las mujeres en reglar, 28 tiene que ver con una película de zombis de Danny Boyle, 28 son los años que tengo ahora. Aún no llego a la edad en que se molestan las mujeres porque les pregunten. Conste.

Y este día también recuerdo a mi adorada abuela Abigail, nacida el 9 de febrero de 1931 y que partió en junio de 2011.

¡Bienvenidos 28!

Lo que el agua me dio

El tiempo nos llevó a
donde estaba el agua,
y eso es lo que el agua me dio.
El tiempo pasa más deprisa
entre nosotros dos,
oh, cariño, no me abandones,
toma lo que el agua me dio.

Túmbame,
deja que el único sonido
sea la corriente

Túmbame,
deja que el único sonido
sea la corriente

Y, oh, pobre Atlas,
el mundo es una bestia pesada,
lo has estado sujetando desde hace mucho,
y en todo este tiempo
las defensas empiezan a oxidarse,
eso es lo que el agua nos dio.

Así que acuéstame,
deja que el único sonido
sea la corriente
Tengo bolsillos llenos de piedras.

Túmbame,
deja que el único sonido
sea la corriente.

Porque se llevaron a los nuestros seres queridos,
pero nos los devolvieron a cambio de ti,
¿Pero lo tendrías de otra forma?
Lo podrías haber tenido de otra forma
porque ella es una amante cruel,
y el trato ha de hacerse,
pero, oh, cariño, no me olvides,
cuando deje que el agua me lleve.

Túmbame,
deja que el único sonido
sea la corriente
Tengo bolsillos llenos de piedras.

Túmbame,
deja que el único sonido
sea la corriente

Túmbame,
deja que el único sonido
sea la corriente
Tengo bolsillos llenos de piedras.

Túmbame,
deja que el único sonido
sea la corriente...

Hoy en QRR de Milenio Diario

Tunéame al Niño Dios

La moda de vestir a los Niños Dios para el día de la Candelaria con trajecitos del Niño de las Palomas, el Niño del Papá, el Niño San Juditas, el Niño Enfermero y demás ropajes tradicionales ha quedado rebasada por las nuevas tendencias y los nuevos devotos, que exigen vestimentas más coyunturales.

• 2012-02-02•Qrr

Foto: Óscar Ocampo Vilchis

El Niño Verde: ataviado con saquito Hugo Boss, un tucán en la mano y zapatos italianos, milagrosísimo si le pides un hueso.

El Niño de Superbarrio: con mascarita y calzoncito rojo de luchador, muy socorrido cuando quieres invadir un predio o se nieguen a pagar la renta al casero.

El Niño de las Azafatas: con trajecito de piloto aviador como niño de comercial de pañales. Cualquier aeromoza que quiera salir en un calendario o tener un puesto político debe rezarle con devoción.

El Niño del Copete: tan popular en estos días, vestidito con trajecito pulcro y corbatita roja, con un copetito de foamy pegado con cera de Campeche, trae una bolsita amarilla de librerías Gandhi en una mano y en la otra un traductor español-inglés. Muy milagroso si andas en busca de “la unidad”.

El Niño de los Hipsters: Con gafas de pasta sin cristales, camisita de cuadros en tono Instagram, pantaloncito en color chillante y tenis sucios, con un vasito de Starbucks en una mano y en la otra una Mac. Los hipsters le rezan para que les traiga a su grupo del momento

El Santo Niño del Chapulín Colorado: con el clásico disfraz de este personaje, además de recibir bendición lo puedes llevar a la bendición en el flashmob de Chespirito en el Monumento a la Revolución, muy milagroso si le frotas las antenitas de vinil.

El Niño del Tepejeyac: con guayabera tabasqueña, sombrerito de paja, huarachitos como los del pastorcito Benito Juárez y una red con pejelagartos. Muy venerado por las personas de la tercera edad.

Miriam Canales & Deibe

Portishead o la dulzura de la melancolía en el Corona Capital

Publicado en el blog musical Decireves

Portishead o la dulzura de la melancolía en el Corona Capital

Por Miriam Canales

¿Por qué tuvimos que esperar hasta 2011 en “el Corona”? Por fortuna, algunas empresas mexicanas todavía tienen suficiente patrimonio y un poco de cultura musical como para subsidiar festivales con un cartel de alto octanaje. No solo fue Portishead, también la dinámica Santigold, los escoceses de Mogwai, los talentosos Editors y los grupos synthpop de nostalgia británica como OMD. Se le había criticado desde el año pasado por su giro “hipster” y “poser”, pero más allá de la actitud de los asistentes y la forma en que vistan o quieran ser vistos, la música siempre será lo prioritario.

Si en algo se caracterizaron estas dos ediciones es que tuvieron el buen tino de reunir a bandas legendarias que nunca habían puesto un pie en este país como Pixies y Echo and the Bunnymen aunque no faltaron los viejos visitantes como Interpol. Si el año pasado Pixies había hecho historia con su primera presentación, esta vez Portishead resultó ser un digno sucesor. “¡Los de treinta para arriba con Portishead, los púbertos váyanse a ver a los Strokes o a Ximena Sariñana!” Gritaba una y otra vez un tipo que expelía cannabis eufóricamente.

En el caso de la banda “headliner”, fue hace más de 15 años que su disco debut “Dummy” irrumpió en el panorama musical cuando el grunge tocaba sus últimos acordes y su rey Kurt Cobain caía derrotado bajo los influjos de las drogas. En el otro lado del mapa, Inglaterra gestaba nuevos aires electrónicos como el trip-hop; grupos como Massive Attack Chemical Brothers, Tricky, Orbital y una incipiente banda comandada por una voz femenina triste, oscura y a la vez luminosa, demostraban su arsenal. Se trataba de Beth Gibbons y sus secuaces Geoff Barrow y Adrian Utley quienes después de “Dummy” (1994) continuaron con “Portishead” (1997) un disco que se asemeja más a un soundtrack de una película de suspenso. Cualquiera que lo haya escuchado puede sentir desconcierto y hasta temor por sus letras densas y lóbregas, sus ritmos claustrofóbicos y desquiciantes…y después de ahí un silencio de once largos años.

Todos auguraban el final de su brillante carrera, pero hasta 2008 entregaron su tercera obra. “Third” es una mezcla de los dos anteriores, pero con un estilo propio. Siguieron presentes los ritmos industriales y los panoramas grises, pero con destellos rutilantes como en “The Rip” y “Deep water”…y después de tantos años, México los acogió en octubre de 2011 en el marco del Corona Capital.

Con puntualidad inglesa, los chicos de Bristol emitieron los acordes en portugués de “Silence”. Olvídense de las nostalgias noventeras como “All mine”, y “Only you” que nunca se escucharon, “Third” fue el disco primordial, así como la discreta presencia de Beth Gibbons. Cantaba con ojos cerrados y el alma al ras, “Magic Doors” y “Nylon smile”, sintiendo sus letras directo al corazón. Nunca se mostró efusiva, sólo daba la espalda y se contoneaba un poco siguiendo el ritmo de sus compañeros Barrow y Utley. Pero su primera obra “Dummy” sí se hizo presente con las desgarradoras “Sour times”, “Mysterons” y una versión acústica de “Wandering star”, fría y escalofriante como el viento que soplaba esa noche.

“¡No mames güey!, ¡se están pasando de verga!” Decía otro tipo a mis espaldas, otro de esos “treintañeros” que seguramente descubrió a Portishead en secundaria o prepa. En el pináculo del concierto sonaron las claustrofóbicas “Cowboys”, “Machine gun”, y tras un encore, el momento en que muchas lagrimas brotaron con “Roads”, una de las canciones más tristemente dulces de 1994. Todo ese viaje con “Dummy” remite a un sabor de boca agrio y suave a la vez.

Con el cierre en “We carry on”, Gibbons finalmente esbozó una sonrisa y tuvo el atrevimiento de descender del escenario y acudir a sus fans. Algunos no sabían si alzar la mano, la cámara, la BlackBerry o hasta el ipad para captar el momento en Facebook o Twitter. “¡Gracias!” La única y última palabra en español ¿Había que decir más?

Terminamos felices, Portishead finalmente había cumplido nuestro sueño, como una nube que se disipaba. Muchos se dispusieron a retirarse en calma y oportunamente para alcanzar transporte y no perder el encanto del momento. Otros corrieron a ver a The Strokes, púbertos, treintañeros ¿Que importaba la edad?