viernes, abril 09, 2010

Viernes

Hace unos días leía a Ryszard Kapuscinski, él opinaba que respecto a algunos textos periodísticos su contenido no es tan relevante, sino las consecuencias que pueden traer. Tenía mucho sin que algo me diera tantas vueltas en la cabeza antes de publicarlo y cuando finalmente lo hice, sentí que había cometido un error, como si mostrara una parte de mí que no quería dar a conocer de manera pública, no porque fuera algo malo, sino porque era MI historia y nada más. Sin embargo, ha sido uno de los textos más íntimos y profundos que he escrito, que a la vez permitió abrir mi corazón a la gente. No suelo hacerlo.

Sin exagerar, me han ocurrido cosas tan locas e inusuales en mi vida personal que podría relatarlas en un libro...pero dicen que las mejores historias no se pueden dar a conocer porque quemas a alguién. Jajaja. Eso es muy relativo.

Esta semana me llegaron unos mensajes muy lindos tanto de amigos como de lectores desconocidos respecto a la crónica que publiqué. Este es uno de ellos:



"Esta mañana leí “Cómo conocí a Thomas Dolby” en QrR. Y la lectura trajo consigo recuerdos absolutamente maravillosos. Primero porque yo hice algo similar. Sólo que no fui en busca de un artista, fui en busca de un griego que se dedica al estudio de la Física y con quien compartí mi vida durante seis maravillosos meses en esta Ciudad.

Lo conocí en una fiesta de esas a las que te invita un amigo de un amigo. Recuerdo que ese día no tenía la más mínima intención de salir de casa. Regresé del trabajo y luego de un aburrido viernes televisivo decidí ir a la fiesta. Una amiga me lo presentó, iba llegando a la ciudad para realizar estudios de física en la Universidad Nacional. Desde entonces no nos separamos. Todos los días visitábamos lugares diferentes, caminábamos en exceso y nos desvelamos tremendamente.

Luego de seis maravillosos meses él terminó su estancia y tuvo qué partir. Al respecto, coincido en tu escrito con la maravilla de la tecnología. Todos los días –pese a la diferencia de horario- chateábamos, compartíamos fotos, música, y mantuvimos la relación.

Un día, no pude más. Y entonces decidí ir a visitarlo. Un vuelo tremendo de la Ciudad de México a Frankfurt y de ahí a Grecia. Mi madre y mis amigos siguen creyendo que estoy loca. Y fue en el aeropuerto de Frankfurt que un tipo de migración me hizo las mismas preguntas que escribiste en el artículo. ¿De dónde vienes? ¿Por qué tan poco tiempo? ¿A quién vas a visitar? Y otras muchas. Luego tomó su radio y mandó a revisar mi equipaje. Entonces me preguntó que si había consumido cocaína alguna vez. Y me realizó un examen en ese momento. De su gabardina obscura sacó un pequeño vaso y una paleta –parecida a los test de embarazo- con una brocha. Limpió mi mano y dijo que debía esperar tres minutos a que saliera el resultado. Dijo que si encontraba residuos de droga estaría en verdaderos problemas. Fue entonces que sentí pánico. No por las drogas sino porque estaba en un lugar muy lejano con gente de todos colores y que hablaba otros idiomas. Fue hasta que le pregunté ¿Porqué a mi? ¿Por qué me elige al azar, me hace tantas preguntas y me hace una prueba si ni siquiera me ha pedido mi pasaporte? Fu entonces que me lo pidió. Al ver el pasaporte el tipo puso tremenda cara… “Are you mexican? Sí, le respondí muy molesta. “Sorry, i’m thinking you are colombian”. Luego la prueba se tornó negativa, le dijeron que todo en orden con mi equipaje y me acompañó hasta el lejano andén donde debía esperar para abordar el avión que me llevaría a Atenas.

Pensé mil cosas. ¿Qué clase de discriminación era esa? ¿Qué les hace pensar que cuando una mujer sola viaja tan lejos y por tan poco tiempo se convierte en sospechosa? ¿Qué hubiera pasado si no le digo que era mexicana? ¿Qué les da derecho a tratarte como una delincuente sólo porque estás en su país? Fue una experiencia horrible.

Luego el malestar se tornó en la experiencia más emocionante de mi vida. Pues con muy pocos euros en la bolsa recorrí Atenas y un par de lugares cercanos –Alexandropolis y Patra-, viví otros 15 maravillosos días con mi lindo amor griego y, aunque sabía que todo iba a terminar, decidí vivir la experiencia sin desperdiciar ni un minuto.

El día de mi regreso, mi amor griego y yo hablamos de nuestros planes. Descubrimos que los caminos eran diferentes, que cada uno iba lejos del otro y ni todo el amor podía mantenernos juntos. Para eso se necesitaba tiempo, otro idioma y mucho dinero. Y no lo teníamos. Así que decidimos terminar con el idilio.

Las horas de vuelo se convirtieron en un tormento para mí. El viaje fue eterno. Moría por llegar a casa, con mis amigos, con mi gato. Con el corazón destrozado pero con el sueño cumplido y la sonrisa bien puesta.

Hoy que leí tu nota me hiciste recordar. Y no tuve más remedio que escribirte pues, moría por contar la aventura. Contar de los malos tratos en los aeropuertos y hacer lo imposible por alcanzar un sueño o una locura.

Sigo creyendo que este mundo es de los locos… de modo que espero seguir leyendo tus locuras!!! Viva la maravilla de Internet y las nuevas tecnologías!!"

¡Buen día!

Nubia Díaz

Y a esto es a lo que me refiero:

http://impreso.milenio.com/node/8745832
(Publicado el 5 de abril de 2010).

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Discurso de Jaime López para presentar el libro "Crónica Biciteka" de Georgina Hidalgo. (Producciones El Salario del Miedo, 2021.) Lugar: Fonda El Convite. Fecha: 20 de octubre de 2021.

              ACERCA DE LA CRÓNICA BICITEKA DE GEORGINA HIDALGO VIVAS                                                                     ...