domingo, octubre 02, 2011

De paso por Antigua, Guatemala











A diferencia con la frontera norteña, la aduana guatemalteca no suele interrogar a sus visitantes ni indaga por la cantidad de días de estancia. En sus alrededores rondan los locales de chácharas, la mugre, la permisividad. Una estampa que ni remotamente aparecería en la aséptica y bien vigilado limítrofe estadounidense.

Música estridente de puestos callejeros, intenso calor, limosneros suplicando por una ayuda, vendedores ambulantes de quetzales que ofrecían cambio de moneda instantáneo. La frontera de “La Mesilla”, al este de Chiapas, es un lugar que no hace preguntas inquisitivas a los turistas ni hurga en su equipaje. Es sorprendentemente sencillo trasladar -o contrabandear- casi cualquier objeto de un país a otro. Los policías sólo preguntan si no transportan frutas o verduras, pero nada referente a armas u otros artefactos sospechosos. Una pluma vehicular sostenida por una soga es levantada para el tránsito de autos, sin mayor protección, con la vulnerabilidad al ras.

En una temporada de clima volátil donde la muerte rondaba y se llevó por igual a noruegos y a Amy Winehouse, visité la ciudad de Antigua, primera capital de Guatemala durante el periodo colonial, muy semejante a San Cristóbal de las Casas, Chiapas. A diferencia de su hermana histórica, Antigua carece de su alegría, fiesta y “hippismo” característicos. “Al alcalde y a los vecinos no les gusta la bulla, por eso manda cerrar los bares a las 9:00pm”. Revela una mujer indígena que ofrece sus artesanías en la Plaza Central, como muchas otras señoras y niños que insisten para ganarse unos cuantos quetzales al día.

Esta ciudad se caracteriza por sus visitantes europeos y norteamericanos, sus calles empedradas, su profunda devoción religiosa que se evidencia hasta en los autobuses urbanos y sus hoteles que carecen de televisores, como un pequeño lujo. Una diferencia horaria de 60 minutos de adelanto provoca que el tiempo se vuelva lento y parsimonioso.

Una serie de desventuras han escrito la historia de Antigua y su belleza arquitectónica se ha perdido con el paso del tiempo por los terremotos de Santa Marta en 1773 que destruyeron gran parte de sus iglesias y conventos. Hasta la fecha muchos de ellos permanecen en ruinas como cadáveres u atracción turística negra, impregnando a la ciudad de un ambiente sombrío y un tanto lóbrego, en especial durante las noches silenciosas y aisladas. Algunos recintos como San José del Viejo, Santa Clara o el templo de San Agustín son inquietantes al igual que una mansión misteriosa donde el estropicio quedó plasmado en sus muros barrocos. La guerra de los años 80 formó otra cicatriz en la fisonomía guatemalteca en departamentos (estados) marginales como Huehuetenango, cercano a Antigua.

Otras vetustas edificaciones como el ex convento de las Capuchinas o la Academia de San Carlos mantienen sus puertas abiertas a los turistas por 40 quetzales la entrada (algo así como 80 pesos). El resto son los vestigios de sus terremotos “Pase adelante, estas son las ruinas originales, venga a verlas”. Nos exhortaban a que visitáramos otra iglesia derruida. A lo lejos su volcán de agua observa la ciudad como un gigante dormido que en el pasado expelió su fuerza.

El 11 de septiembre se celebrarán elecciones generales y la propaganda sonriente de sus candidatos como Otto Pérez Molina, el Premio Nobel de la paz, Rigoberta Menchú y hasta Sandra Torres, ex esposa del presidente Álvaro Colom, se mostraba por doquier. Los slogans como “Soy patriota, amo a Guatemala”, “actuaremos con honradez” o “Sólo la familia unida salva a Guatemala” suenan a la misma demagogia que en México.

México y Guatemala, tan cerca y tan lejos, pero entrelazados por las tiendas de electrodomésticos de Ricardo Salinas Pliego y las farmacias del Dr. Simi. Los estragos del narcotráfico también han extendido sus dominios, especialmente las de su capital a 45 minutos de Antigua donde Los Zetas y otras mafias han hecho su nido y dejaron muerto al trovador Facundo Cabral. Al final de mi viaje yo tampoco sentí que fuera de aquí ni de allá.

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Discurso de Jaime López para presentar el libro "Crónica Biciteka" de Georgina Hidalgo. (Producciones El Salario del Miedo, 2021.) Lugar: Fonda El Convite. Fecha: 20 de octubre de 2021.

              ACERCA DE LA CRÓNICA BICITEKA DE GEORGINA HIDALGO VIVAS                                                                     ...