Por: Miriam Canales (investigado y redactado en 2008)
Muchos de los artefactos que se utilizan en la actualidad provienen de
ingeniosas mentes mexicanas, desde los mousepads para el ratón de la
computadora hasta los beneficios que otorgan las píldoras anticonceptivas y la
búsqueda de información en el portal Google.
No sólo se exportan telenovelas, chiles y tequila. Fuera de
estereotipos, en México también se han desarrollado curiosos inventos
tecnológicos a lo largo de la historia, muchos de ellos de orígen casi
desconocido y creadores olvidados. Algunos revolucionaron la tecnología o
medicina y otros se quedaron como meras ocurrencias. Sin embargo, las patentes
que se registran cada año en el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial
(IMPI) son abundantes y alcanzan hasta 9000 por año, como en 2007. Lo más
frecuente son los artículos de uso y de consumo que osicilan en 3,318 unidades
por año, mientras que productos del papel y textiles son los mínimos: 195
aproximadamente.
De los inventores mexicanos
destaca Guillermo González Camarena y su revolucionario televisor a
color desarrollado a través de un sistema tricromático, compatible al antiguo
sistema en blanco y negro. Logró la patente en 1940 y diez años más tarde, Columbia
College de Chicago exportó algunos aparatos a Estados Unidos. En 1963,
Camarena presentó el sistema bicolor simplificado, lo que redujo costos en la
tecnología. Dos años después, Camarena murió en un accidente automovilístico
interrumpiéndose así algunos de sus proyectos.
Los orígenes de la píldora anticonceptiva se remontan en México por Luis
Ernesto Miramontes Cárdenas un jóven nayarita de 26 años egresado de Ingeniería
Química en la UNAM, quien sintetizó la noretridona, la fórmula del primer
antinconpcetivo en octubre de 1951; un proyecto codirigido con el médico Carl
Djerassi en la compañía Syntex S.A de C.V.
La píldora se probó en otros países como Haití y Puerto Rico, mientras
que en España se prohibió por motivos religiosos. En México se creó el primer
organismo de control de la natalidad en 1958, y el Instituto Nacional de
Nutrición se encargó de realizar más investigaciones y ofrecer atención médica
basada en ese sistema.
La comodidad de manejar un mouse de computadora sobre una
almohadilla no hubiese sido posible sin el ingenio de Armando M. Fernández,
quien diseñó el mousepad para Xerox a finales de los 70. El
primer ejemplar consistió en un material de goma de silicona, la cual se fijó
sobre la superficie de un sujetapapeles rectangular para facilitar la tracción
de la bola rodadora, con la finalidad de controlar el movimiento
"nervioso" del apuntador en la pantalla. El mouse era
costoso en esa época, con los cambios generacionales de se redujeron tamaños y
costos por la innovación de nuevos modelos.
En 1994, el voto en México adquirió otra faceta en la seguridad de las
elecciones. La tinta indeleble que se impregna en el pulgar fue creada por
Filiberto Vázquez, ingeniero bioquímico de la Escuela Nacional de Ciencias
Biológicas del Instituto Politécnico Nacional.
Esta sustancia se utiliza para los comicios de la mayoría de
Latinoamérica. Lo novedoso es que en cada proceso electoral se usan distintos
componentes que la vuelven infalsificable.
Otros científicos destacados, mas no inventores, se puede mencionar a Mario Molina, Premio Nobel de Química en 1995, por sus investigaciones sobre los químicos atmosféricos y la composición del ozono. La inventiva mexicana también tiene presencia en Google con la aportación intelectual del académico regiomontano Héctor García Molina quien asesoró a Larry Page y Sergey Brin, los creadores del buscador, en su tesis de grado en la Universidad de Stanford, California a mediados de los 90. García Molina también forma parte de los comités de asesoría de Yahoo y Oracle.
Otros científicos destacados, mas no inventores, se puede mencionar a Mario Molina, Premio Nobel de Química en 1995, por sus investigaciones sobre los químicos atmosféricos y la composición del ozono. La inventiva mexicana también tiene presencia en Google con la aportación intelectual del académico regiomontano Héctor García Molina quien asesoró a Larry Page y Sergey Brin, los creadores del buscador, en su tesis de grado en la Universidad de Stanford, California a mediados de los 90. García Molina también forma parte de los comités de asesoría de Yahoo y Oracle.
La historia del elemento químico vanadio (utilizado para fabricar acero)
no es un invento, pero sí un hallazgo en Zimapán, Hidalgo. En 1801, el
alquimista español Andrés del Río, examinó muestras de minerales que
llamó “pancromio” y después “eritronio” (“rojo” en griego). Envió su
descubrimiento a París a Alexander von Humboldt que basándose en un
análisis erroneo descalificó al elemento. Sin embargo, el profesor sueco Nils
Gabriel Sefström retomó el estudio en 1830 demostrando la veracidad de la
aportación de Del Río y lo rebautizó como “vanadio” por Vanadis, la diosa
escandinava del amor y la belleza.
Friedrich Wölher, un geólogo estadounidense, demostró que el eritronio y
el vanadio eran el mismo elemento y apeló para que se le renombrara “Rionio” en
honor a su descubridor. El físico Arturo Sandoval y el historiador Arturo
Arnaiz y Freg pugnaron por el cambio hasta 1948, sin éxito.
Instituciones como la UNAM, la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) y el Instituto Politécnico Nacional (IPN), son un semillero de invenciones que poco se conocen o difunden, muchas veces por falta de presupuesto, interés o viabilidad en el mercado. Ejemplos existen, desde aparatos que permiten hablar a personas sordomudas hasta el desarrollo de concreto translúcido.
Instituciones como la UNAM, la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) y el Instituto Politécnico Nacional (IPN), son un semillero de invenciones que poco se conocen o difunden, muchas veces por falta de presupuesto, interés o viabilidad en el mercado. Ejemplos existen, desde aparatos que permiten hablar a personas sordomudas hasta el desarrollo de concreto translúcido.
Por el año 2003, Omar Galvan y Joel Sosa, dos estudiantes de ingeniería
de la UAM Azcapotzalco (al norte del Distrito Federal), se propusieron crear un
material sólido de alta resistencia que tuviera cualidades translúcidas,
buscando participar en algunos concursos a nivel internacional. Nadie tuvo fe
en su idea, los juzgaron de locos, faltaron a clases durante dos periodos para
dedicarse a su proyecto, aportaron sus “domingos” y efectuaron una gran
cantidad de experimentos empíricos con los que sufrieron accidentes y, en una
ocasión, hasta dejaron sin luz a la escuela.
El producto final consistió en una pequeña pieza de 5x5x5 centímetros de
100 gramos, su primer espécimen fue mostrado a un profesor que les aconsejó
ingresar a una presentación de materiales. El Universal y otros
medios de comunicación los contactaron para difundir su trabajo... y desde
entonces su vida cambió.
Cinco años más tarde, Omar y Joel pueden jactarse de haber logrado su
propósito. Formaron su propia empresa: “Concreto Translúcido” en la opulente
colonia Lomas de Chapultepec y de recibir encargos de construcción para
hoteles, bares y departamentos del Distrito Federal y Querétaro, entre otras
ciudades. Su empresa tiene ya registradas 25 patentes.
A la par de estos inventos, Joel descubrió propiedades conductivas
eléctricas en el concreto. Investigando como aumentar la translucidez de su
producto mediante la electricidad, nunca imaginó dar con otra cualidad del
concreto: conducción de electricidad. Para los ingenieros más apegados a las
normas tradicionales es difícil de creer y hasta atemorizante que un muro en sí
pueda transmitir energía eléctrica. No obstante, Omar y Joel a contracorriente,
continúan generando su proyecto. En la actualidad se encuentran en pláticas con
una empresa internacional de semiconductores que pueda respaldarlos.
La propiedad principal del concreto translúcido es que tiene ciertos
contenidos de óxidos y aluminatos que reaccionan entre sí y se transparentan.
En el cemento común, gris o blanco, se agregan pigmentos para darle el color.
Anteriormente, una empresa europea había comercializado un producto
similar al de los jóvenes ingenierios bajo el nombre de Litracon, pero
la diferencia radica en que éste es un transmisor de energía que se elabora en
pequeños bloques prefabricados que contienen fibra óptica en el interior, no es
translúcido, sino conductor de luz, y su naturaleza no permite su
comercialización en grandes cantidades. Joel y Omar ya tienen un proyecto con Litracon.
Omar Galván, quien ahora cuenta con 28 años de edad, explica que su
objetivo sólo consistía en que pasara la luz a través del concreto y todo
terminó con mejores resultados. Ahora junto con Joel fungen como accionistas
mayoritarios de “Concretos Translúcidos”. Ambos eligieron el nombre comercial
de Ilun, para distinguir el concreto translúcido y Critum para el concreto
de alta resistencia.
Pero no todos los inventos mexicanos han corrido con la misma suerte,
los intentos constantes de una innovación promisoria pueden fallar. ..
De 2001 a 2002, otro grupo de mentes ingeniosas como Israel Vite y Vicente Santana, entre otros estudiantes del Instituto Politécnico Nacional, crearon un equipo bautizado como At Glove capaz de interpretar el lenguaje de los sordomudos. Esta inventiva desafortunadamente no encontró apoyo económico. A pesar de que nunca habían tenido contacto con personas con esta discapacidad uno de los chicos del grupo aprendió el lenguaje estudiándolo en un centro especializado.
De 2001 a 2002, otro grupo de mentes ingeniosas como Israel Vite y Vicente Santana, entre otros estudiantes del Instituto Politécnico Nacional, crearon un equipo bautizado como At Glove capaz de interpretar el lenguaje de los sordomudos. Esta inventiva desafortunadamente no encontró apoyo económico. A pesar de que nunca habían tenido contacto con personas con esta discapacidad uno de los chicos del grupo aprendió el lenguaje estudiándolo en un centro especializado.
Todo comenzó como un requisito para aprobar una calificación y
descubrieron el potencial de su trabajo. El prototipo estaba conformado por un
guante, una mochila, una bocina y una pantalla cuya función era traducir las
señas generadas por unos sensores conectados al guante. La letra o la palabra
aparecía en la pantalla según los movimientos de la mano.
At Glove funcionaba a través de un programa
llamado C++ y Motorola HS11.
El mecanismo se activaba por una batería recargable que compraron en la calle
República del Salvador del Centro Histórico defeño.
"El guante lo mandó hacer un amigo, estaba confeccionado de tela, y
los sensores que usábamos para reproducir las palabras se llamaban galgas y
con esos se podía medir que tanto se flexionaba el dedo y a partir de ellas se
reconocía que estaban diciendo y la bocina tenía especificaciones para que
pronunciaran las palabras". Explica Israel.
A pesar de que el proyecto tenía futuro en el ramo médico, no contó con
el mismo impulso comercial. En alguna ocasión una universidad norteamericana
los contactó, pero no hubo oportunidad de hacer el enlace por ocuparse de otros
asuntos que consideraron prioritarios.
Desafortunadamente, no hubo mayor presupuesto para darle continuidad al
proyecto que había costado alrededor de 15 mil pesos. Calculando, se percataron
que debían invertir por lo menos dos millones más, pues su modelo sólo tenía la
capacidad para traducir 30 palabras y 21 letras. Buscaron patrocinio del
Gobierno del Distrito Federal y de un club rotario donde sólo recibieron
respuestas como “¡Ah, qué innovador, está padre!”, pero no hubo un apoyo
financiero concreto. Como algunos miembros del equipo debían encargarse de la
manutención de sus familias, las cosas se complicaron aún más. Actualmente el
proyecto se encuentra detenido y resguardado por una investigadora del Instituto.
Israel Vite actualmente se dedica a estudiar un doctorado en computación
mientras el resto de sus compañeros se encuentran dispersos en diferentes
proyectos y ciudades.
En una casa de clase media alta de Cuernavaca Morelos habita un inventor
cuyo nombre puede leerse en la Wikipedia y otros sitios de internet como
uno de los mexicanos más destacados de los últimos años en materia
tecnológica. A la par, medios de comunicación extranjeros como The
Financial Times, Newsweek, Popular Mechanics y Discovery Channel, lo
han buscado para entrevistas, de los cuales dice recibir mayor atención
mientras que la prensa mexicana lo ignora.
Juan Manuel Lozano Gallegos solía ser un chico hiperactivo que detestaba
las materias teóricas de la escuela. Tras alcanzar la adolescencia, canalizó
sus inquietudes a través de la tecnología a la que se ha dedicado por más de 30
años. En su hogar estableció su empresa TAM o Tecnología Aeroespacial
Mexicana que cuenta con dos talleres destinados a la fabricación de
químicos como peróxido de hidrógeno y de un catalizador pentametálico, producto
de su ingenio, para propulsar cohetes estilo Rocket Belts (o cinturones
voladores) bicicletas, helicópteros individuales, y motocicletas que corren a
velocidades que rebasan los 200 kilometros por hora.
De niño, Juan Manuel presenció en la década de los 60 un espectáculo de Rocket
Belts en el Campo Marte (una zona militar al poniente de la Ciudad de
México) donde se propuso volar alguno de esos artefactos en el futuro, pero no
logró sólo eso, sino también crear su propia tecnología usando peróxido de
hidrógeno y nitrógeno para impulsarlos que produce en su laboratorio casero.
Su primera invención le tomó 30 años, ya que el combustible para el
cohete se procesaba en la NASA y cuando ésta lo descontinuó tuvo que
ingeniárselas para crear uno nuevo, incluyendo el equipo adecuado para su
fabricación, sus cohetes de propulsión los vende a una compañía aerostática de
Estados Unidos llamada Go Fast.
“Todos dicen que estoy loco”. Dice Juan Manuel que a pesar del prestigio que ha ganado, irónicamente su familia continúa poniendo en entredicho su cordura. Su hija Isabel Lozano se convirtió en la primera mujer del mundo en volar un Rocket Belt en 2006, arrebatándole el mérito a una estadounidense que alardeaba con lograrlo primero. El inventor conserva el título de ser el único que vuela estos artefactos fuera de la Unión Americana, además de Eric Scott y Bill Sutton. El Rocket Belt, propio de películas estilo James Bond y The Rocketeer, fue un experimento en la Segunda Guerra Mundial de la compañía Belt con propósitos exprofesamente militares, pero no funcionó por su alto grado de complejidad para fabricarse en serie.
“Todos dicen que estoy loco”. Dice Juan Manuel que a pesar del prestigio que ha ganado, irónicamente su familia continúa poniendo en entredicho su cordura. Su hija Isabel Lozano se convirtió en la primera mujer del mundo en volar un Rocket Belt en 2006, arrebatándole el mérito a una estadounidense que alardeaba con lograrlo primero. El inventor conserva el título de ser el único que vuela estos artefactos fuera de la Unión Americana, además de Eric Scott y Bill Sutton. El Rocket Belt, propio de películas estilo James Bond y The Rocketeer, fue un experimento en la Segunda Guerra Mundial de la compañía Belt con propósitos exprofesamente militares, pero no funcionó por su alto grado de complejidad para fabricarse en serie.
La creación es artesanal, en el jardín de su casa Juan Manuel guarda dos
vehículos en espera de ser utilizados: una bicicleta y una motocicleta con
capacidad para correr a 250 y 530 kilómetros por hora, respectivamente y un
motor de cohete hecho a mano con placa rolada de 22,000 caballos de fuerza con
los que pretende romper un récord mundial de velocidad. Juan Manuel también
creó un minihelicóptero personal para uso del ejército el cual se
encuentra en Israel.
En la actualidad, busca utilizar sus Rocket Belts para publicidad o entretenimiento con los cuales se puede cobrar hasta 25,000 dólares por 30 segundos de vuelo. Los estudios Disney le encomendaron fabricar una serie de sus aparatos voladores para la película Old Dogs, protagonizada por John Travolta y Robin Williams, estrenada en 2009.
En la actualidad, busca utilizar sus Rocket Belts para publicidad o entretenimiento con los cuales se puede cobrar hasta 25,000 dólares por 30 segundos de vuelo. Los estudios Disney le encomendaron fabricar una serie de sus aparatos voladores para la película Old Dogs, protagonizada por John Travolta y Robin Williams, estrenada en 2009.
Además de sus creaciones se avoca a continuar un proyecto denominado Water
Car del científico estadounidense Stan Meyer quien investigaba la
fabricación de automóviles con el fin de que usen agua en lugar de gasolina.
Meyer fue asesinado, pero sus notas científicas se encuentran disponibles en la
internet. El sitio YouTube contiene algunos videos alusivos.
El proyecto desarrollado en México consiste en un motor que funciona con
peróxido de hidrógeno, si el auto expele oxígeno no generaría emisiones
tóxicas. Juan Manuel ha trabajado en conjunto con la UNAM durante algunos años,
pero tomará tiempo concretar la investigación, además habría que considerar las
repercusiones económicas, sociales y ambientales que implicaría.
Juan Manuel nunca ha buscado patrocinios gubernamentales a pesar de las
cuantiosas sumas que se ve obligado a invertir: “A
los centros de investigación sólo les interesa gastarse la lana, pero no
desarrollar”.
2 comentarios:
Juan manuel lozano gallegos es un charlatan y vulgar estafador. vean http://www.papaesceptico.com/que-es-un-esceptico/juan-manuel-lozano-gallegos-supuesto-inventor-cientifico/
Después de realizar una profunda investigación patentes de Europa y USA, encontramos que Juan Manuel Lozano Gallegos NO invento nada en toda su vida. Todo su trabajo se basa en el plagio del trabajo de verdaderos investigadores. Aquí pueden encontrar las patentes originales de su supuesto trabajo, con lo que al verse descubierto, reacciona amenazando a los investigadores. Pongan en google "Juan Manuel Lozano Gallegos Papaesceptico" y encontraran las pruebas del charlatan, o en el link: http://www.papaesceptico.com/que-es-un-esceptico/juan-manuel-lozano-gallegos-supuesto-inventor-cientifico/
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