En el Vive Latino la cumbia fue la reina
Este año el Vive Latino dejó un sabor agridulce. Tal vez fue la ausencia de Morrissey, tal vez fue el clima adverso, tal vez fueron las imposiciones de los gustos personales de los hermanos Lara y su dedazo. Échenle la culpa a quien gusten.
Desde que se anunció su presencia, muchos creyeron que se trataba de una broma del día de los inocentes, pero no. En un mismo festival alternarían los britpoperos de Blur con Los Ángeles Azules. Se trató de una presentación extraña, cargada de momentos forzados y artificiales. Inusitada y hasta incongruente en su historial.
Se anunció con bombo y platillo, se insistió en algunos medios, como Ibero 909.fm, en que debíamos congratularnos de tener “una leyenda viviente” como Los Ángeles Azules en escena. El Vive Latino se jactaba de poseer desde su comienzo una auténtica esencia rockera —hasta este año, cuando una horda de jóvenes seudorroqueros dejaron fluir sus gustos cumbiancheros de clóset sin pudor alguno.
Los de Iztapalapa pusieron empeño y demostraron que son una agrupación que se ha ganado su lugar dentro de la cumbia romántica sin importar el escenario donde se encuentren, a diferencia de los oportunistas que se colgaron de ellos ya sea para sentirsecool y open mind o porque el maridaje de la cumbia y el rock es lo de hoy, o simplemente por satisfacer los caprichos comerciales de sus productores, los sobrevaloradísimos Camilo Lara y Toy Selectah, a quien algunos llaman “el Emilio Stefan de Monterrey”. El ex Control Machete es quien dicta las reglas del juego en la capital regia y tiene un gran aliado en el Distrito Federal. El otro es hermano del ejecutivo Marcelo Lara y gerente de la estación IMER, donde es programado una y otra vez.
Nada más falso que ver a Ximena Sariñana intentando bailar con sus dos pies izquierdos y un impuntual Jay de la Cueva con su escuela de Moderatto y Microchips a cuestas. El grupo Centavrvs, a pesar de no ser tan reconocidos, también aprovechó para subirse al barco de los “all stars”. Había un ambiente morboso más que un auténtico gusto por la cumbia. ¿Se rendía pleitesía a Los Ángeles sólo por estar en el Vive? ¿Los jóvenes que gritaban eufóricos en ese momento realmente habían acudido a algún otro de sus bailes o comprado alguno de sus discos con anterioridad? Otros que enarbolaban la bandera de roqueros y veneraban a dioses de pies de barro como Álex Lora, Caifanes o Fobia, cambiaron su chip para bailar al ritmo de los Blue Angels. Así lo gritaban los adolescentes. (¿Acaso se podía ser más poser?) Hasta el locutor de radio Rulo se metió a merodear de incógnito entre la multitud.
Nada más falso que ver a Ximena Sariñana intentando bailar con sus dos pies izquierdos y un impuntual Jay de la Cueva con su escuela de Moderatto y Microchips a cuestas. El grupo Centavrvs, a pesar de no ser tan reconocidos, también aprovechó para subirse al barco de los “all stars”.
En esa experiencia kitsch incluyeron en su alineación “everyone’s inclusive” al productor de ese extraño híbrido musical, Camilo Lara, en cuya camisa se leía Give cumbia a chance que sólo buscaba justificar su nuevo interés mercadotécnico. ¿En qué momento los roqueros consideraron que éste es El Grupo con el que se “debe” palomear? ¿Una vez que se deseche este producto cuál será su siguiente grupo a manipular? Otro de los que ha entrado al juego es el Dios Caifán Saúl Hernández: “Entrega de amor” alcanzó vender hasta 15 mil descargas, según el diario La Jornada.
En su cuenta de Twitter, Camilo Lara se ufanaba de todas y cada una de las presentaciones que tendría durante el festival y subía fotos alusivas con sus aliados Amandititita, Centavrvs, el Sr. Flavio y hasta el rapero italiano Jovanotti, quien agradeció su “apoyo”. ¿Quién dijo que su subproducto Instituto Mexicano del Sonido (IMS) es una superestrella con miles de fans aclamando su permanencia? Nunca un oficinista con ínfulas de músico fue tan omnipresente y obstinado. Estamos cansados de su presencia impuesta como telonero de grupos como Goldfrapp y en el Festival Lollapalooza como un “digno” representante de la música electrónica mexicana.
En años anteriores el Vive Latino se caracterizó por tener una línea orientada al rock en la que cada vez incursionan más bandas anglosajonas. La sombra antagonista del Corona Capital se vuelve cada vez más intimidante y la batalla entre las empresas cerveceras más feroz. No existe suficiente oferta latinoamericana para colocar como headliners de gran convocatoria que no sean Café Tacuba, Molotov, Jaguares y sus clichés. La prometedora visita de Morrissey se frustró al cancelar éste de último momento por enfermedad; eso ocurre cuando se pretende colocarlo junto a un grupo tan menor como Enjambre. Nunca sabremos si hubiera superado sus íntimos conciertos en Puebla, Monterrey y el barrio capitalino de la Condesa, donde dijo sentirse muy acogido, a diferencia de un estadio multitudinario.
La sombra antagonista del Corona Capital se vuelve cada vez más intimidante y la batalla entre las empresas cerveceras más feroz. No existe suficiente oferta latinoamericana para colocar como headliners de gran convocatoria que no sean Café Tacuba, Molotov, Jaguares y sus clichés.
Blur, a pesar de los años de distanciamiento, las drogas y los conflictos entre sus integrantes, demostró profesionalismo. Sus hábiles músicos invitados complementaron la música de Graham Coxon, Alex James y Dave Rowntree. Dejando a un lado los programas computacionales y las extravagancias de Gorillaz, Damon Albarn no puede negar la cruz de su parroquia e incluso demostró humildad descendiendo varias veces del escenario principal para saludar a los fans. Sus teloneros, Tame Impala, a pesar de su potencial como músicos, carece de una presencia escénica amena y su desventaja fue tocar antes que ellos. El público demostraba impaciencia y hasta aburrimiento.
¿Y qué se puede decir de Carla Morrison? Tal parece que la niña ha madurado, vendido lo suficiente y ya está en edad de merecer como para que le otorguen el escenario principal en el horario prime time para verter sus lágrimas a gusto. Parece que el desafío para los hipsters y fans de Blur que no alcanzaron boleto en el Plaza Condesa fue tener que soportar precisamente sus canciones de puberta melosa. Lo que causó escozor en muchos fue su cierre al lanzar juegos pirotécnicos en forma de corazón, sólo visto en años anteriores con Fatboy Slim o Chemical Brothers, como si se tratase de la estrella principal. En los puestos de souvenirs vendían playeras con estampados de una niña haciendo pucheros y la leyenda “Déjenme llorar”. Qué decepción la de los roqueros de los ochenta que tuvieron que pelear con las autoridades para que les permitieran organizar conciertos, pues años después llega una niña con la cursilería como grito de batalla.
El intenso frío del fin de semana aminoró los ánimos de muchas chicas para enseñar sus “chichis ‘pa la banda” y dejaron desilusionados a muchos adolescentes aún vírgenes. Este año el Vive Latino dejó un sabor agridulce. Tal vez fue la ausencia de Morrissey, tal vez fue el clima adverso, tal vez fueron las imposiciones de los gustos personales de los hermanos Lara y su dedazo. Échenle la culpa a quien gusten. ®
1 comentario:
Por eso hubieras venido al Nrmal, se puso mas sabroso el asunto con Mac DeMarco y Ariel Pink...
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