Si el año pasado la
playera de Camilo Lara nos pedía Give
cumbia a chance (¡Que John Lennon lo perdone!) esta vez resultó una
imposición. A lo largo de un año, su producto Los Ángeles Azules acaparó todas
las portadas, obtuvo la mayoría de los premios —aunque perdieron la guerra
contra el Grammy Latino— y cumplió su capricho de realizar un experimento
sinfónico. Sin embargo, el chistecito no terminó ahí. La cumbia sigue imperando.
El Vive Latino de este
año dedicó un espacio exclusivo a grupos de cumbia o sonideros en una carpa
llamada “Gozadero”. Es irónico que sonideros como La Changa, que nacieron en populosos
barrios capitalinos como Tepito puedan jactarse ahora de estar a la altura de
Trent Reznor y Brian Molko y ser idolatrados de la misma forma por un mainstream conformado de hipsters, conocedores,
incautos y público en general que compra de inmediato lo que le ofrecen. Otros reguetoneros,
como Pablito Mix, también tienen cabida en este festival que usa la manoseada
palabra “tolerancia”para justificar los intereses comerciales del momento. ¿Qué
sigue para el próximo año? ¿Un sitio dedicado al “perreo chacalonero”?
El Vive Latino se
promovió desde sus inicios como un “festival iberoamericano de cultura musical”
cuya línea se ha ido distorsionando. ¿Cuál es la concepción que tienen sus
directivos como “cultura” en la actualidad? Ahora Jordi Puig —su director— y
compañía pueden darse el lujo de dictar las reglas del juego que dicen que
debemos venerar a Los Tigres del Norte, cuya pleitesía comenzó con un disco tributo
y el unplugged grabado por MTV, con Andrés Calamaro como uno de sus nuevos
súbditos. ¿Cuál fue la aportación de la cumbia y la norteña al rock mexicano
sobre todo en sus tiempos de represión como para encabezar un festival de esta
categoría?, ¿Por qué los rockeros no fueron invitados entonces como headliners al Vive Grupero en su momento
si estas mescolanzas están permitidas?
La línea entre la broma y
lo serio es cada vez más sutil, si no pregúntenle a Silverio y su invitada
–próxima conejita de Playboy-Laura León o a Cristian Castro junto a Band of
Bitches, cuyo disco “metalero” fue apadrinado por Toy Selectah, uno de los
promotores de chistes como Los Ángeles Azules. ¿Esto es “cultura”? La
segmentación de géneros musicales y mercados resulta difusa y uno ya puede
invadir al terreno del otro sin rubor, no importa que la esencia rockera con la
que siempre se caracterizó el festival se vuelva una ambigüedad total.
Quizá lo más cercano a
cultura fue un puesto de librerías Gandhi con el fin de promover la lectura
mediante las figuras “adoctrinadoras del rock” como Juan Villoro y Xavier
Velasco. Un rockstar para otro rockstar... justo a lado de la carpa de
Gozadero. Otra ironía.
Al final ya nadie se
acordó del vapuleado Hell and Heaven, que prometía fidelidad a un género más
agresivo como el metal. Los miles de posibles asistentes, repelidos por el
gobierno de un Eruviel Ávila que recuerda los tiempos de Díaz Ordaz y Venus Rey,
fueron en gran parte absorbidos por el Vive Latino.
Acaso la responsabilidad
más “rocker” caía sobre los hombros de Nine Inch Nails, cuya presentación fue
rebasada por el dinámico espectáculo de Arcade Fire y hasta por los beats alegres de Cut Copy. La austeridad
de sus elementos visuales fue decepcionante ante la fiereza a la que nos tenían
acostumbrados, como ocurrió en su último concierto durante el Motorocker Fest
en octubre de 2008. No era éste el escenario para ellos, aunque fue evidente
que pueden mantener un show por su propia cuenta sin necesidad de ser programados
en un complicado jueves de oficina con el propósito de atraer más público.
El buen clima de los dos
primeros días fue interrumpido por una lluvia traicionera que cayó el sábado y
el domingo, lo que impidió mostrar las “chichis ‘pa la banda” a granel como en
ediciones anteriores.
En el fondo, muchos sacan
el cobre y por muy rockeros que busquen sentirse brota el cumbiero y grupero
que vive en cada uno. Café Tacuba decía desde 20 años atrás en su canción El borrego: “Y en las tocadas la neta es
el slam, pero en mi casa sí le meto al tropical”…
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