Como una apología al estilo de vida de Barbie, a partir del mes pasado circulan taxis pintados de rosa por las calles de la Ciudad de México; unidades que serán utilizadas y conducidas exclusivamente por mujeres. Aquí algunas opiniones de las usuarias acerca de este nuevo y feminista servicio.
La desventaja de usar un taxi es que algunos conductores tratan de ligarte, pueden asaltarte o llevar a cabo violaciones”, dice Magdalena preocupada cuando se le pregunta sobre el uso de taxis en una ciudad como el Distrito Federal. Durante el mes de agosto, la Secretaría de Transportes y Vialidad (Setravi) lanzó una convocatoria para prestar el servicio exclusivamente a mujeres que se pondría en marcha desde septiembre. La mayoría de las usuarias apoya el programa, no obstante algunas conductoras dudan de su eficacia.
En ciudades como Londres, Moscú, Beirut o Barcelona, de igual modo que en Puebla y próximamente en Querétaro, se ha empleado este servicio que espera aplicarse en el Distrito Federal para reducir los riesgos para las pasajeras que abordan taxis callejeros. A mediados de agosto se publicó la convocatoria en la Gaceta Oficial del DF sólo para concesionarios. Algunas de las usuarias opinan lo siguiente: “Los choferes hombres en general son descuidados, manejan mal y algunas veces son irrespetuosos con las mujeres. En ocasiones, contadas, he tomado taxis con mujeres choferes y me sentí más cómoda, me dio mucho gusto que haya sido así”. Explica Nadia, quien únicamente se traslada en unidades de sitio, nunca ha sufrido algún abuso sexual, excepto el de un choque que le provocó una lesión en el cuello y, a falta de seguro en el auto, no fue posible compensar sus gastos médicos. Se muestra a favor de la iniciativa, pero no cree que esta medida resuelva los problemas de corrupción en este medio de transporte.
Respecto al color de las unidades, se propuso el rosa para identificarlo con mayor facilidad. Mientras que algunas mujeres lo consideran un mal estereotipo, otras aseguran que así sería más reconocible. Sobre esto, Aimée opina: “¿Para qué el rosa? Las que lo vamos a usar somos mujeres, ni que se fueran a subir puras niñitas”. Otras como Magdalena apuestan a que este color sólo serviría como una referencia directa para los asaltantes: “La posibilidad de asalto sería la misma por la mujer taxista o mayor cuando los rateros de la calle identifiquen estos taxis más fácilmente al ser sólo dos mujeres a bordo”.
Por su parte, Lía también se muestra un poco escéptica compartiendo el automóvil con otra mujer: “Bueno, también puede haber mujeres que quieran robarte, pero creo que aun así daría más confianza en subirse al taxi. Corremos menos peligro que estando con hombre conductor y una pasajera... pero depende, también hay mujeres rateritas”.
En cuanto a María José, prefiere evitarlos después de cierta hora del día: “Evito tomar taxis de la calle después de las 8:00 pm, porque los asaltos ocurren alrededor de esta hora para obligarte a que saques dinero de un cajero, traerte dando vueltas y luego de las 12 volver a sacar el monto máximo”. Una de las tretas más comunes de las que ha sido víctima es cuando el conductor incurre en conversaciones invasivas y fuera de lugar.
En opinión de las pocas conductoras que operan en la capital, su postura es reacia a la aplicación del taxi rosa: “A mí no me conviene que sean sólo mujeres, porque así no saco, además, si nomás vamos dos solas, corremos más peligro”, explica Adda, quien desde hace 2 años labora como taxista. “Además, eso es sólo para quienes ya tengan concesión, porque yo tendría que pintar mi carro y me sale en 7 mil pesos; también supe que daban cursos de derechos humanos. ¿Yo para qué quiero eso?”.
Según datos obtenidos de la Setravi, hasta la última semana de septiembre la convocatoria del taxi rosa continuaba abierta y desconocían la fecha de cierre. Sin embargo, únicamente aplica para los que ya cuenten con una concesión y no se puede otorgar una nueva, las últimas fueron en 2008. El costo de un tarjetón es de 1,031 pesos y el de la placa 28 mil. Se indagó sobre los cursos de derechos humanos, pero no se dio información, excepto que se imparten otros sobre normatividad y capacitación con valor de 300 pesos, mientras que por el examen médico y el de manejo son otros 350 y 300 pesos, respectivamente, todo por cuenta del aspirante.
En ciudades como Londres, Moscú, Beirut o Barcelona, de igual modo que en Puebla y próximamente en Querétaro, se ha empleado este servicio que espera aplicarse en el Distrito Federal para reducir los riesgos para las pasajeras que abordan taxis callejeros. A mediados de agosto se publicó la convocatoria en la Gaceta Oficial del DF sólo para concesionarios. Algunas de las usuarias opinan lo siguiente: “Los choferes hombres en general son descuidados, manejan mal y algunas veces son irrespetuosos con las mujeres. En ocasiones, contadas, he tomado taxis con mujeres choferes y me sentí más cómoda, me dio mucho gusto que haya sido así”. Explica Nadia, quien únicamente se traslada en unidades de sitio, nunca ha sufrido algún abuso sexual, excepto el de un choque que le provocó una lesión en el cuello y, a falta de seguro en el auto, no fue posible compensar sus gastos médicos. Se muestra a favor de la iniciativa, pero no cree que esta medida resuelva los problemas de corrupción en este medio de transporte.
Respecto al color de las unidades, se propuso el rosa para identificarlo con mayor facilidad. Mientras que algunas mujeres lo consideran un mal estereotipo, otras aseguran que así sería más reconocible. Sobre esto, Aimée opina: “¿Para qué el rosa? Las que lo vamos a usar somos mujeres, ni que se fueran a subir puras niñitas”. Otras como Magdalena apuestan a que este color sólo serviría como una referencia directa para los asaltantes: “La posibilidad de asalto sería la misma por la mujer taxista o mayor cuando los rateros de la calle identifiquen estos taxis más fácilmente al ser sólo dos mujeres a bordo”.
Por su parte, Lía también se muestra un poco escéptica compartiendo el automóvil con otra mujer: “Bueno, también puede haber mujeres que quieran robarte, pero creo que aun así daría más confianza en subirse al taxi. Corremos menos peligro que estando con hombre conductor y una pasajera... pero depende, también hay mujeres rateritas”.
En cuanto a María José, prefiere evitarlos después de cierta hora del día: “Evito tomar taxis de la calle después de las 8:00 pm, porque los asaltos ocurren alrededor de esta hora para obligarte a que saques dinero de un cajero, traerte dando vueltas y luego de las 12 volver a sacar el monto máximo”. Una de las tretas más comunes de las que ha sido víctima es cuando el conductor incurre en conversaciones invasivas y fuera de lugar.
En opinión de las pocas conductoras que operan en la capital, su postura es reacia a la aplicación del taxi rosa: “A mí no me conviene que sean sólo mujeres, porque así no saco, además, si nomás vamos dos solas, corremos más peligro”, explica Adda, quien desde hace 2 años labora como taxista. “Además, eso es sólo para quienes ya tengan concesión, porque yo tendría que pintar mi carro y me sale en 7 mil pesos; también supe que daban cursos de derechos humanos. ¿Yo para qué quiero eso?”.
Según datos obtenidos de la Setravi, hasta la última semana de septiembre la convocatoria del taxi rosa continuaba abierta y desconocían la fecha de cierre. Sin embargo, únicamente aplica para los que ya cuenten con una concesión y no se puede otorgar una nueva, las últimas fueron en 2008. El costo de un tarjetón es de 1,031 pesos y el de la placa 28 mil. Se indagó sobre los cursos de derechos humanos, pero no se dio información, excepto que se imparten otros sobre normatividad y capacitación con valor de 300 pesos, mientras que por el examen médico y el de manejo son otros 350 y 300 pesos, respectivamente, todo por cuenta del aspirante.
Miriam K.Nalez
Publicado el 7 de octubre de 2010 en la sección "El ángel exterminador" en Milenio Diario.
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