A Miriam le
caracterizaban algunas cosas: tenía carácter fuerte, odiaba la hipocresía y
poseía una audacia muy suya. Cuando comenzó a estudiar la carrera de
comunicación a los 18 años tenía muy claro que deseaba incursionar en el
periodismo escrito. Sus ideas le parecían demasiado estrafalarias al resto de
sus compañeros de clase. Los malos comentarios y críticas jamás la hicieron
dudar de lo que buscaba para ella.
En el
Distrito Federal encontró un campo más fértil para su trabajo a diferencia de
su árido Torreón Coahuila donde brotaron las primeras letras, pero donde no
obtendría permanencia. Ella buscó una ciudad más extensa y adrenalínica, que
nunca durmiera, donde escuchara el sonido del metro como un trueno distante, que
le impusiera nuevos retos día con día. Este fue el lugar, amaba Londres, pero
nunca llegó a vivir en él. No obstante, su pluma mostró algunas de las
aventuras vividas por allá.
La música y
el rock siempre le apasionaron. Como nunca se sintió capaz de cantar, tocar o
crear una banda optó por involucrarse en este arte escribiendo de él. Muchos
fueron los músicos-veteranos, independientes, famosos o pretenciosos-que
pasaron por sus preguntas. Algunos agradecieron conocerla, otros terminaron por
denostarla. Así es el oficio de mostrar las ideas en público y sus delicias y
desdichas, de hablar con desconocidos y perfilarlos como quien pinta un
retrato, no necesariamente por encargo.
Miriam se
rebeló a trabajar detrás de un escritorio bajo un horario absurdo, bajo las
ordenes de un jefe engreído. Prefería la libertad y la creatividad, la buena
conversación, la buena lectura, la buena música, el buen cine. Ella ya no está,
pero sus textos pueden leerse una y otra vez. Las buenas letras siempre
garantizan la inmortalidad, como la historia de “Bomarzo”.
Parafraseando
a una de sus bandas favoritas El Personal, siempre tuvo presente las palabras
de Julio Haro en la canción Rumba sin
rumbo: “Cuando yo me muera, cuando yo me muera que ni se ocupen en cavar mi
tumba/cuando yo me muera yo no quiero un homenaje y que nadie diga más de mí/y
que nadie diga “ay qué bueno fui”/lo que
quiero es que se olviden de mí”…
1 comentario:
Lindo (:
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