sábado, julio 28, 2012

Historias de una tierra muy lejana (Cuarta parte)


Un par de fotografías del estadio olímpico  tres años antes de su inauguración
  sobre un tren vía Suffolk-Londres.

Cuando tomé estas imagenes no tenía  idea realmente en donde me encontraba ni lo que significarían hasta el día de hoy que presencié la ceremonia de inauguración de las olimpiadas. Simplemente  las capté por intuición. Mi periplo comprendía de un pueblito llamado Shingle Street ubicado en Suffolk, al este de Inglaterra hasta Londres. Mi cabeza, como de costumbre, estaba hecha un mar de ideas contradictorias.Me había despedido de mi anfitrión, un británico maravilloso que había conocido en dicho viaje y que me había llevado de paseo por la capital y ahora regresaba a ella un soleado lunes de septiembre de 2009...sin él. Nunca antes había viajado en un tren en mi país, ni siquiera atravesado el Atlántico.

Desde entonces Londres se encontraba preparando la casa para albergar los juegos olímpicos, se limpiaban las calles esmeradamente, se arreglaba el metro, la gente entrenaba en los alrededores del río Tamesis, se hacían labores de mantenimiento por doquier. La fiesta aguardaba con años de antelación, dejando atrás los lamentables ataques terroristas de 2005.

El resto de los pasajeros en el tren, mucho mayores que yo, permanecían en silencio. Todos tenían suficiente edad para ser mis abuelos. En mi reproductor de mp3 mis oídos eran acariciados por la oscura voz de Natasha Khan, alias Bat For Lashes, cuyo disco "Two suns" fungía como el soundtrack de mi vida por ese entonces con rolitas como Daniel, Travelling woman, Moon and moon, Two planets, Pearl's dream y la bellísima y romántica Siren Song. Mi canción predilecta de ese año. Natasha también había nacido en Londres, descendiente de padres pakistaníes y había parido ese hermoso, oscuro y onírico disco  unos meses antes. Cada una de sus letras había tenido un impacto particular por mi vida en ese año, especificamente en este viaje a su país.

Antes de llegar a este punto había arribado a otro pueblo llamado Ipswich en el que torpemente me quedé en el vagón cuando el conductor se asomó a mi ventanilla y me indicó que debía bajar justo ahí y hacer un transborde. Desde mi muy lejano Torreón jamás imaginé poner un pie en ese poblado tan remoto y desolado del que nunca había escuchado hablar ni visto en mapa alguno.

Después de dos horas llegué a la concurrida estación London Street, plagada de trenes que arribaban y partían  simultáneamente, de decenas de pasajeros que salían y entraban apurados en plena hora pico vespertina ataviados con traje sastre en su mayoría. No había estado tan sola en mi vida y tampoco tenía idea de como dirigirme hacia mi siguiente destino  New Cross Gate en búsqueda de David, un músico que me hospedaría esa noche para la mañana siguiente dirigirme al aeropuerto de Heathrow y tomar el avión de regreso a México. Aun la recuerdo como una de las mañanas más grises de mi vida.

Cuando recorrí esa última noche en Londres arrastrando una maleta hasta su famoso puente, seguía escuchando a mi nueva heroína musical. Si volviera a ver a mi anfitrión le daría un efusivo y cariñoso abrazo tal como ella lo hace en el video "Daniel"  al personaje Daniel San, de la película Karate Kid a quien fue dedicada implicitamente.

Al volver a México visité Torreón un par de meses después de este viaje. Este tema fue una de las últimas conversaciones que tuve con mi tía Bertha. Estaba orgullosa de mi hazaña. Decía que yo la había merecido. A ella tiempo después la recordaría con la canción The big sleep cantada a duo con el crooner Scott Walker...poco después de ser derrotada por el cáncer de mama. Natasha visitaría México al año siguiente como telonera de Coldplay. No me satisfizo su actuación. Sigo esperando un concierto exclusivo.





















jueves, julio 26, 2012

Ese lugar...

 

Falta unas horas para el "día D"...y desde entonces una parte de mí se quedó en tu ciudad.


Jamás olvidaré que me hiciste pasar uno de los días más felices de toda mi vida, que me hiciste olvidarme por un momento de mi rutina, de los problemas de mi país y hasta de mi idioma y mi cultura; me sentí una persona distinta que nunca más he vuelto a ser...

Yo no lo recuerdo como un sitio húmedo y lluvioso sino con un sol resplandeciente. Mi cabeza estaba hecha un desastre por pasar 36 horas sin dormir, pero mi euforia era tal que terminé por ignorarlo. Recuerdo aquella tarde caminando sobre Picadilly Circus, Westminster, Trafalgar Square y mi euforia la primera vez que atravesamos el puente, recorrimos el río Tamesis, el Underground  y todos esos emblemáticos lugares. Escuchar tu música, a Bat For Lashes y a The Smiths quienes me acompañaron en ese viaje.


Estaba escrito que tú y yo debíamos conocernos, estar juntos y vivir esa experiencia...al menos una vez en la vida.

Y ahora veré tu ciudad todo el tiempo por televisión y recordaré toda esa felicidad que me hiciste vivir...y estaré eternamente agradecida y...nostálgica.


...pero estamos geograficamente lejos y es difícil repetir ese inolvidable fin de semana. Tal vez nunca más volvamos a vernos...

lunes, julio 23, 2012

Nueva colaboración en QRR de Milenio. ¡Hoy, hoy hoy!


Un año sin Amy...



Él no tuvo tiempo para arrepentirse, mantuvo su pene húmedo con su apuesta segura de siempre...
Y la vida es como una tubería y yo soy como una pequeña moneda rodando por sus paredes...
Tan sólo nos despedimos con palabras, yo morí un centenar de veces, tú regresaste con ella y yo regresé al luto...

Amor cósmico



Las estrellas, la luna, todas han sido apagadas y me dejaste en la oscuridad...
No hay amanecer, no hay día, siempre estoy en éste crepúsculo, a la sombra de tu corazón...

(Cada vez que escucho esta rola siento que la vida sí puede ser hermosa. Gracias Florence)


domingo, julio 22, 2012

Canción de la sirena



Hasta que llegue el llamado de la sirena que está volviéndome malvada, malvada...
Yo fui una rompecorazones, te he querido de la misma forma, pero tengo tanta maldad y pecado...

sábado, julio 21, 2012

La vida

En la vida pueden ocurrir infinidad de cosas fortuitas, imprevistas o deliberadas: discutir y pelear con quien amas, dar vuelta a la izquierda cuando pudiste hacerlo a la derecha y evitar un problema, tomar las decisiones incorrectas, dejarte dominar por tus emociones, usar drogas y ponerte mal, encontrar un operativo de protección civil en el antro en el que quieres divertirte, ver un aparatoso choque automovilístico justo frente a tus narices en una calle que estás a punto de atravesar en el que- asombrosamente-el conductor sale ileso...

...si no, no sería vida ¿cierto?

jueves, julio 12, 2012

La historia según Pao Cheng (Salvador Elizondo)



En un día de verano, hace más de tres mil quinientos años, el filósofo Pao Cheng se sentó a la orilla de un arroyo y se puso a adivinar el futuro en el caparazón de una tortuga. El calor y el murmullo del agua, sin embargo, pronto hicieron vagar sus pensamientos. Olvidándose poco a poco de las manchas en la concha de tortuga. Pao Cheng comenzó a inferir la historia del mundo a partir de ese momento. “Como las hondas de este arroyuelo –pensó--, así corre el tiempo. Este pequeño cauce crece al fluir; pronto se convierte en gran caudal hasta que desemboca en el mar, cruza el océano, asciende en forma de vapor hacia las nubes, vuelve a caer sobre la montaña con la lluvia y luego desciende otra vez convertido en este mismo arroyo…” Éste era, más o menos, el curso de sus ideas y así, después de haber intuido la redondez de la tierra, su movimiento en torno al sol, la traslación de los demás astros y la rotación propia de la galaxia y del mundo: “¡Bah! –exclamó--, este modo de pensar en las estrellas me aleja de la Tierra de Han y de sus hombres que son el centro inmóvil y el eje en torno al que giran todas las humanidades que existen…” Y al pensar en los hombres volvió a pensar en la historia. Desentrañó, como si estuvieran grabados en el caparazón de la tortuga, los grandes acontecimientos futuros, las guerras, las migraciones, las pestes y las epopeyas de todos los pueblos a lo largo de los milenios. Ante los ojos de su imaginación caían las grandes naciones y nacían las pequeñas que después se hacían grandes y poderosas antes de caer a su vez. Surgieron también todas las razas y las ciudades habitadas por ellas que se alzaban un instante majestuosas y luego caían por tierra para confundirse con la ruina y la escoria de las generaciones.

Una de estas ciudades entre todas las que existían en ese porvenir imaginado por Pao Cheng llamó poderosamente su atención; su divagación se hizo más precisa en cuanto a los detalles que la componían, como si esa ciudad encerrara el enigma directamente relacionado con su persona. Aguzó la mirada interior y trató de penetrar todos los accidentes de esa topografía increada. La fuerza de su imaginación era tan grande que se sentía caminar por sus calles; levantaba la vista azorado ante la grandeza de las construcciones y la belleza de los monumentos. Largo rato paseó Pao Cheng por aquella ciudad mezclándose con sus habitantes ataviados con extraña vestiduras y que hablaban una lengua lentísima, incomprensible, hasta que, de pronto, se detuvo ante una casa en cuya fachada parecían estar inscritos los signos de un misterio que lo atraía irresistiblemente. Por una de las ventanas del edificio pudo vislumbrar un hombre que estaba escribiendo. En ese momento Pao Cheng sintió que allí pasaba algo que le interesaba íntimamente. Cerró los ojos y acariciándose la frente perlada de sudor con las puntas de sus dedos alargados trató de penetrar con el pensamiento en el interior de esa habitación en la que el hombre estaba escribiendo. Por un esfuerzo de la imaginación se elevó del pavimento y cruzó el reborde de la ventana que estaba abierta, por la que se colaba una brisa fresca que hacía temblar la cuartillas, cubiertas de incomprensibles caracteres, que yacían apiladas sobre la mesa.

Conteniendo la respiración, Pao Cheng se acercó al hombre cautelosamente y se asomó por encima de sus hombros. El hombre no hubiera notado su presencia pues parecía absorto en su tarea de cubrir aquellas hojas de papel con esos signos cuyo significado todavía escapaba al entendimiento de Pao Cheng. De vez en cuando el hombre se detenía, miraba pensativo por la ventana, aspiraba un pequeño cilindro blanco que ardía en un extremo y arrojaba una bocanada de humo azulado por la boa y por las narices; luego volvía a escribir. Pao Cheng miró las cuartillas que yacían en desorden. Comenzó a descifrar las palabras que estaban escritas en ellas y su rostro se nubló. Un escalofrío de terror cruzó, como la reptación de una serpiente venenosa, el fondo de su cuerpo. “Este hombre está escribiendo un cuento”, se dijo. Pao Cheng volvió a leer las palabras escritas sobre las cuartillas. “El cuento se llama La historia según Pao Cheng y trata de un filósofo de la antigüedad que un día se sentó a la orilla de un arroyo y se puso a pensar en…” “¡Luego yo soy el recuerdo de ese hombre y si es hombre me olvida moriré!...”

El hombre, no bien había escrito sobre el papel las palabras “…si ese hombre me olvida moriré”, se detuvo, volvió a aspirar el cigarrillo y mientras dejaba escapar el humo por la boca su mirada se ensombreció como si ante él cruzara una nube cargada de lluvia. Comprendió en ese momento que se había condenado a sí mismo, para toda la eternidad, a seguir escribiendo la historia de Pao Cheng, pues si su personaje era olvidado y moría, él, que no era más que un pensamiento de Pao Cheng, también desaparecía.

martes, julio 10, 2012

Porque tú tienes el amor...



A veces tengo ganas de agitar las manos en el aire, 
Yo sé que puedo contar contigo
A veces tengo ganas de decir: "Dios, no importa".
Tú tienes el amor que necesito para salir adelante...

Discurso de Jaime López para presentar el libro "Crónica Biciteka" de Georgina Hidalgo. (Producciones El Salario del Miedo, 2021.) Lugar: Fonda El Convite. Fecha: 20 de octubre de 2021.

              ACERCA DE LA CRÓNICA BICITEKA DE GEORGINA HIDALGO VIVAS                                                                     ...