jueves, noviembre 04, 2021

Discurso de Jaime López para presentar el libro "Crónica Biciteka" de Georgina Hidalgo. (Producciones El Salario del Miedo, 2021.) Lugar: Fonda El Convite. Fecha: 20 de octubre de 2021.

 

            ACERCA DE LA CRÓNICA BICITEKA DE GEORGINA HIDALGO VIVAS

                                                                                                        Por Jaime López



 

Lo mío, lo mío, no es el ciclismo azteca.  Yo sólo sé que no sé náhuatl. Y cuando mucho, soy eso que llaman gente de a pie, molestia aparte. Sin embargo, a los amigos hay que quererlos a pesar de sus virtudes…y a las amigas más.

Además… ¡viva Portales, biciperros!

Tezcatlikoka Cozcatzin, gracias por tu aprecio a mi persona, pero respecto a mi personaje, no soy lo que dices…eso de cronista. La única crónica que he llegado a producir, es la de una tos que, pandemia aparte, es ya una AK-47, cuerno de chivo, o rifle de repetición, como se decía en la Antigüedad Postenochka.

Bueno, todo empezó cuando Geo me regaló su libro VODKA NAKA, quizá su obsesión por la “k” desde ahí se manifiesta, acerca de su experiencia por los parajes moscovitas y anexas, durante una larga temporada, honda y profunda, como espetara don Paco Malgesto, abuelo de Tom Waits.

            Gran placer me provocó este texto encuadernado y debidamente publicado, que a la vez se lo rolé a una amiga ruso-mexicana, Tania Olhovich, para ser precisos, quien algunos años atrás se fue a estudiar a la muy leal y pontificadora de la amistad de los pueblos, Universidad Patrice Lumumba, célebre prócer congolés apreciado por el Kremlin.

Por el tiempo en que aterrizó, arribó e instalóse, al mes siguiente ya no había U.R.S.S., tocándole así el exacto cambio de guardias que hoy comanda el gran chaparral, al cual le quitamos el Ras y queda, simplemente, Putin. Y este grito en el estadio no es homófobo.

            Y mucho menos, misógino. Porque, desde tempranísima edad, de hecho de ahí descendí, la cercanía al sexo fuerte, o séase, la mujer, me ha hecho apreciarla no tanto por condescendencia, solidaridad, tolerancia, hipocresía, lambisconería, oh, cuánta redundancia, como por asombro. ¡Me han contagiado tantas cosas!

            Así que, es todo un honoris causa esta invitación a presentar el libro CRÓNICA BICITEKA, la verdadera conquista de las calles de la Gran Ciudad de México, de doña Georgina Hidalgo Vivas, la diva acá reinante más allá de Monsiváis, que a Paz alcance, con ilustraciones de Juan Morales, prólogo de Rogelio Garza, lanzado por Producciones El Salario del Miedo, siendo un esfuerzo a muchas manos (sic), con la compilación, entrevistas y edición de la propia autora, quien no necesita reivindicación que la que ella misma se genera y, dicho sea, al paso se recomienda sola sin pancarta alguna.

            Porque, antes que nada, hablando, como hace rato, de gente rusa, pienso en la gran desertora del bolcheviquismo, Alissa Rosenbaum, alias Ayn Rand, como la Janis Joplin de la filosofía que, al igual que el rock, en el origen y hasta la década de los setenta del siglo pacheco, fue un ambiente de dominación masculera, digo, masculina, como quieran, chicas.

            Y no pienso en machismo y feminismo como antípodas, sino como esos extremos que se tocan y hasta bailan juntos chachachá. Pienso en Abuso de Poder como punto en común de ambos, ya que éste, venga de donde venga, es abuso. Sí, surja de arriba, abajo, en medio, de un lado o el otro, incluso el centro; seas fuerte, seas débil, seas hombre, mujer, homosexual, lesbiana, transgénero, o como yo; es sólo eso. Este tipo de abuso pretende desde la segregación, primero la igualdad, y toda vez lograda, intenta la superioridad, por norma general.

            Violencia sólo genera violencia, dicen, como trauma sólo genera trauma, histórico además, represión sólo represión, venganza, venganza y la cultura del odio sólo rencor. Y el odio es la peor de las esclavitudes, como dijera Borges, porque terminas dependiendo de quien odias. Y esta clase de codependencia suele ser infinita…y rentable. Insístole y diástole, al pan pan y albino Johnny Winter. En vez de machismo y feminismo, identifiquémoslos cuando sólo es Abuso de Poder.

            Janis Joplin, la gran desertora del texanismo, no necesitó de un discurso feminista para destacar en un mundo de machos. Ayn Rand tampoco…y eso que muchos filósofos no aparecen en #MeToo. Algún presocrático diría: De la retroactividad de la ley, yo sólo sé que yo no fui.

            Nunca he dudado de la supremacía natural de la mujer desde muy temprana edad, ya está dicho. Por eso me acerqué, desde el principio, más a ellas que a ellos. No me expresaré en Mundo “e”, porque no quiero terminar hablando como el Perro Bermúdez, gran pionero de la estupidez contemporánea. Decir que las mujeres son sabias es una redundancia, discúlpeme monsieur Moliére. Ellas son las dueñas de la inteligencia, a nosotros sólo nos dejaron el sentido del humor. Pero en el amor nos emparejamos.

A estas alturas de la Historia, ¿hay alguien a quien le interese hablar de incluyentes que son excluyentes?

            Mientras tanto, en lo que responden a tan profundillo cuestionamiento, entremos en materia inorgánica que derivó en orgánica. En esta especie de literatura-cómic, que va de Bernal Díaz del Castillo al Chanoc con personajes de carne y hueso y sexo-fricción, Georgina Hidalgo Cozcatzin narra cómo un extraterrestre muy belga con sus aliados bicitines, descendientes de la mítica BiciAztlán, inspirados por el dios Bicilopochtli, y al grito de al menos nos vamos a divertir, van subvirtiendo el orden del asfalto irregular, entre baches y topes, semáforos descoordinados aparte, de la burocrateca México-Tenochtitlán, Valle del Esmog, Meca de los Imecas, escombro Calpulli de Terremotzin, plagada de automóviles manejados por, disculpando el pleonasmo, autómatas godínes, en un eficaz activismo político que parte del work in progress y las fake news hasta culminar con la verdadera conquista de estas calles que ves al amanecer del Sexto Sol, traducido al Calendario del Más Antiguo Galván justo en el cambio del siglo XX al XXI.

            Fue cuando Internet, siendo la calle virtual, se volvió la real vía de convocatoria biciteka, convirtiéndose en un movimiento político de a devis Presley. La Neta, vino de la Net, contracción de Red Internacional, global, pues, fobias de por medio. Este enorme triunfo de los bicitekas viene a fundar la contemporánea México-BicitekAtzallan. Believe it or not, ¿verdad…o ficción?

            Esta urbe, monumental ubre de concreto, es un ajolote que ha mutado desde la pre hispanidad, pasando por esa CiudaDFrontera que es aún el DF, hasta tener sed de mecos. Y sin embargo, se mueve. El Congal de Galileo y su dignísima Calzada de Tlalpan, donde la Pequeña Gluglú , Daniel el Travesti y el estropajo con agarradera imperan, sigue cantando: Hey, babe, take a walk on the wild side…on the Tlalpan Avenue…pero ahora en bicicleta (aunque está difícil levantar a una de estas estrellas del talón de la canastilla y con escaso glamour arribar a un motel, apócope de motor hotel, remember that well, que llegará a ser, pronto, seguro, bicitel, aunque suene a telcel…anyway, de morena a güerita, entre pejezombis y slimhipsters, ‘ahí te ves).

            Por esto, por lo otro y muchas cosas más, no se pueden perder el leer entre líneas a Georgina Hidalgo y su Crónica Biciteka. Como dijera el Güero Malo, que en jazz descanse, con quien hice el largo viaje en motocicleta allá por 1977 a aquel Puerto cuando sí estaba Escondido, en conclusión y generalizando: estamos ante un importantísimo documento histórico, casi, casi de lectura obligatoria entre los libros de sexo gratuito. Todo un ejercicio de autocrítica que rueda y avanza. Lo que más me gusta, es el final, que dice así: ¡A la chingada! Y con esto no les he contado la película.

            Pero, cuando era veinteañero y mis reflejos no estaban reflojos, tuve una bicicleta de carreras, roja, cuyos restos deben estar en algún deshuesadero de cierta azotea. Para un noctívago, que sigo siendo, empedernido, pues, y en pedo sigo, era un gran transporte para rodar por una ciudad toda mía. Hasta me daba el pueblerino lujo de acompañar a mi damisela, ella, eso sí en su vocho. Pero el regreso a la vampicueva, era todo un solitario placer.

            Yo, que en un principio monté a caballo, fui fugaz ciclista, motobiker de ocasión y de canción, chafirete hasta presenciar cómo el Gran Simpático se me volvía Antipático, prefiero últimamente ser el peatón de toda una vida. Me he politizado en la cultura vial. Ahí se nota lo inculto e irrespetuoso, amén de lumpen inconsciente, que se puede llegar a ser: en el auto, en la bici, en el metro, incluso a pie, la falta de respeto al trayecto ajeno es la guerra…y ésta, mentira que sea una extensión de la política. La política consiste en el arte de convivir a través de la diferencia. We got to live together no es sólo una buena rola.

            Hot cake, ‘ta güeno, bicitekas, están en la ruteka correcteka, pero no se olviden de que más debajo de la bici, el último de la cadena alimenticia vial, es el peatón (la peatona incluso tiene preferencia por la senda rosa.) Y el LAMENTO PEATONAL dice así:

 

                                   

 

 

                                    Sabrán que soy peatón empedernido,

                                    no quiero al perro ni a sus desperdicios;

                                    aparte de su caca que respiro,

                                    está la que por la banqueta piso:

                                    ni hablar de su ladrido y sus colmillos

                                    o de su dueño sea pobre o rico…grrr.

 

                                    Si a éste ser muy responsable exijo

                                    y pague algún impuesto parecido

                                    al poseer un arma de peligro,

                                    seguro me echará a los eximios

                                    aquellos, socio/del mejor amigo

                                    que lucran protegiendo al asesino…grrr.

 

                                    No suple nunca la mascota al hijo

                                    y un hijo no es un perro para circo,

                                    ningún regalo paga el lujo indigno

                                    de ser en la ciudad niño perdido

                                    y terminar en carne de taquitos

                                    con todo y los Desechos Urbanitos…grrr.

                                   

                                    Sabrán que soy peatón empedernido

                                    y que mi territorio nunca orino,

                                    yo sólo doy la vuelta al parque hundido

                                    en sueños mientras muerden mis tobillos;

                                    si en mi lamento me la mienta el bicho,

                                    de mí tendrá nomás este gruñido: ¡Grrr!

 

                                    Pinche perro,

                                    el gato no dejó de ser bestial felino;

                                    pinche perro,

                                    no eres mas que un bobo lobo arrepentido;

                                    pinche perro,

                                    tras tu fidelidad hay rabia y disimulo

                                    y es por eso

                                    que eres sólo un pinche perro lameculos.

 

                                   

 

                                   

                                   

 

 

                                   

                                   

                                   

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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