Productor y director independiente (Publicada en la sección TOMA y DAKA de la extinta revista Día Siete, enero 2008).
Su trabajo conjunto con el director Julián Hernández lo ha llevado a conquistar premios como el Teddy Bear Award en el Festival de Cine de Berlín en 2003, con Mil nubes de paz cercan el cielo, amor, jamás dejarás de ser amor de temática preponderantemente gay. Sus nuevas producciones son Rabioso sol, rabioso cielo y el cortometraje, Paloma.
¿Cómo ha sido abordar la temática gay en un país predominantemente machista?
La experiencia de El cielo dividido nos dejó un muy buen sabor de boca. No tiene que ver solo con la opción sexual, son películas con una apuesta formal y arriesgada.
¿Debido a los contenidos de su obra alguna vez se ha presentado alguna objeción?
Sí, del Imcine, de no apoyarnos, la televisión también nos ha censurado. Hice un corto patrocinado por el FONCA y me dijeron que no podían pasarlo y eso me indignó porque el propio Estado me había apoyado. Hay otro más grave, que es el mínimo interés de los distribuidores por exhibir películas hechas en México.
¿Para ser cineasta basta con ponerse a trabajar y no pedir apoyos al gobierno?
Es un camino, aunque hay proyectos que no podrían hacerse sin apoyos estatales. El camino de la independencia es bueno pero más espinoso y creo que la necedad es una gran guía. A mí nadie puede decirme que no puede hacerse una película sin dinero y es una de las cosas que me llenan de orgullo.
¿Qué futuro avizoras para las nuevas generaciones?
El cine mexicano tiene una acogida muy favorable en el extranjero, hay puertas abiertas que dejaron las generaciones previas.
¿Cómo era hacer cine antes?
Era un panorama muy cerrado. A pesar de todo, creo que hoy ya hay más transparencia en las decisiones que el Estado toma respecto al cine y hay más libertad de expresión.
¿Entonces el problema es la comercialización?
Es un problema de conservadurismo y de la comunidad cinematográfica que no ha hecho grandes esfuerzos. No hemos podido hacer nada contra los exhibidores y eso habla muy mal de la forma en que estamos mostrando nuestro cine.
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