Publicado en el libro "100 Discos esenciales del rock mexicano"
Cuando la hija predilecta de
Baja California abandonó las filas de su
grupo Tijuana No para probar suerte en el Distrito Federal, comenzaría su
aventura solista con una faceta oscura y melancólica acompañada de su inseparable
acordeón, después cruzaría el umbral de lo comercial, tocaría un pop feliz sería la imagen de marcas trasnacionales de
refrescos y terminaría cantando con Paulina Rubio. El éxito le aguardaba con
creces. ¡Pobre de ti, Julieta!
Muchos añorarían esta primera
etapa en la que su imagen norteña se desvaneció para dar paso a su
avecinamiento chilango; su voz sonaría en estaciones de radio “fresas” y
llegaría a oídos que nunca escucharon el ímpetu y el lirismo con el que comenzó
“Aquí”; el ska y las canciones sobre la migra y la frontera quedarían en tiempo
pretérito.
Tijuana era más conocida en
los 90 por sus noticias sobre violencia y narcotráfico que por su escena
rockera y electrónica que se volvería más prolífica con el surgimiento de colectivos
como Nortec. Esta voz femenil llegó para tomar la estafeta de cantantes como Rita
Guerrero y Cecilia Toussaint. Desde finales de los 90 muchos la ubicarían por
sus vestidos folclóricos, su nariz perforada, su semblante solemne y nostálgico
y una sonrisa escondida que se reflejaría años después en el álbum “Sí” (2003).
“Aquí” tendría en sus manos
una alineación portentosa para un debut musical conformaba por el productor
argentino Gustavo Santaolalla, el productor asociado Aníbal Kerpel, y músicos
como Joselo y Quique Rangel de Café Tacuba, Patricio Iglesias de Santa Sabina, Fratta
y el Señor González, estos dos últimos compañeros del grupo “La Milagrosa” que
habían integrado previamente en honor a un libro de la escritora Carmen
Boullosa a quien la tijuanense agradecería abiertamente su inspiración.
El disco abre con
“Oportunidad”, un piano que se transforma en un acordeón omnipresente en el
disco. Julieta refleja la búsqueda justo de su primera oportunidad: “En cuanto aparezca la oportunidad
dirá lo que tanto ha esperado/contará lo que estaba guardado/ encontrará que en
el fondo nunca hubo silencio”.
…pero su primer sencillo
promocional, “De mis pasos” es recordado en los tiempos en que MTV aun era un
canal de videos que otorgaba un espacio selecto a artistas latinos; fue
programado repetitivamente y le dio fuerte un impulso a la debutante. De nueva
cuenta el acordeón que lo conduce plasma su esencia norteña y su vieja escuela
en Tijuana No. “No pararé/el
viento que me empuja me aleja de ti/mientras tu sentado cierras los ojos y
pides ayuda a tu destino/Aprendo de mis pasos entiendo en mi
caminar”. Este sería también su primer éxito, que la llevaría a un nivel de rockera
respetable, pero sin pisar todavía los terrenos del mainstream. Ella, efectivamente, aprendió de sus primeros pasos.
Al escuchar “Antes” puede
remitir a una imagen de una Julieta en escena con su otrora imagen bohemia, su
ímpetu en escena con sabor tijuanense. Ella había llegando influenciada por
rockeras de antaño, pero con un discurso propio que se transformó en una
catapulta para mayores ventas. “Antes tenía tanto para todos/antes tenía, ahora
deseo”. Sí, antes era antes.
“Cómo sé” es de esas canciones
de pop digerible, ritmo lúdico y de los más luminosos y alegres del álbum. Otro
de los sencillos exitosos a finales de los noventa. “¿Cómo sé que si sonríes significa que nos conocemos demasiado
bien?/ pero hace tiempo que presiento cuando miras así/ algo queda sin decir”.
Como un coqueteo adolescente o una relación con más dudas que certezas. También
ella tenía su lado naive.
Un piano poderoso guía dos de los cortes más melancólicos: “Esta vez” y “Quitar a otras”, ésta última como una
dedicatoria implícita a las mujeres que se entrometen en relaciones de pareja: “Mi consuelo es: si lo vivo yo,
lo vivirás/lo vivirás, mi consuelo es: si lo siento yo lo sentirás/lo sentirás, mi consuelo es: si lo siento yo,
lo sentirás tú/Mil demonios la mueven”.
La segunda tiene todos los elementos para ser una canción romántica, un piano dramático y una letra que
no necesariamente se refiere a una relación de pareja en el pináculo: “Esta vez somos de papel, somos
la corteza de un árbol/ esta vez somos servilletas y el recibo de luz/esta vez somos honestos para siempre”.
“Soy de los descalzos y estoy cansado de la lluvia que no cae”.
En “Sabiéndose de los descalzos” Julieta explaya su voz a capella acompañada de un handclapping y
las notas finales de un piano. Tiempo después cantaría esta canción a dueto con la intérprete folclórica argentina
Mercedes Sosa para su álbum “Cantora”, poco antes de su muerte en 2009.
Después de este significativo debut vendrían en la década siguiente discos como “Bueninvento”, también
producido por Gustavo Santaolalla y colaboraciones en bandas sonoras de películas como “Amores Perros”
en el 2000. Los años posteriores serían determinantes en la carrera de Julieta Venegas quien dio un giro
de la escena subterránea a otra completamente renovada, diferente y para muchos, drástica; sería conocida en
otros circuitos más comerciales, experimentaría con nuevas atmósferas musicales y su sonrisa se atrevería a
asomarse en obras posteriores. Algunos lo recibieron con agrado, otros lo rechazaron.
Ella había tenido la osadía de sobrepasarse a si misma sin temor al fracaso, otros se quedarían en el camino.
Miriam Canales
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