Mi primera colaboración en el portal de noticias "SinEmbargoMx"
Las luces callejeras se apagan. La fiesta escasea y el
trago y la juerga merman; la música disminuye e invade el ulular de patrullas y
ambulancias. Una noche de “antro” en una ciudad del norte de México es un
volado al aire so pena de sufrir un ataque o incluso morir en circunstancias
fortuitas y desafortunadas a manos de la delincuencia organizada. “Una noche
loca, una noche de copas” ya no es lo que era.
La vida nocturna en estados como Coahuila, Nuevo León,
Sinaloa, Baja California, Durango y Tamaulipas se ha eclipsado por igual debido
a la presencia del narcotráfico, sus cobros de piso, extorsiones, amenazas,
asesinatos y un clima de inseguridad e incertidumbre que prevalece por doquier.
La seguridad se vuelve cada vez más precaria y el entusiasmo por salir de
juerga es cada vez menor. Algunos de tener la oportunidad se sienten más
seguros desenvolviéndose en el Distrito Federal, lugar donde creen ser menos
propensos a sufrir una desventura.
¿Cuál es el panorama actual? ¿Existe una esperanza
para su reactivación? Los jóvenes asistentes hablan de cómo su derecho a
divertirse se ha truncado por la sombra de los carteles y como los usos y
costumbres se modificaron a manera de epitafio del sexenio Calderonista y como advertencia
para Enrique Peña Nieto.
Monterrey y el otro Barrio Antiguo
Las noches de juerga del Barrio Antiguo son historia. El punto de reunión de todas las clases sociales, modas y estilos como hippies, darks, fresas se ha dispersado con excepción de municipios como San Pedro Garza García, cuyo alcalde Mauricio Fernández Garza ha mantenido como un sitio apartado del fenómeno de la inseguridad que prevalece en sus alrededores. A la par de la escena cultural, han surgido nuevas alternativas para espacios musicales que han emigrado de los lugares públicos a fiestas caseras, lo que sería una especie de renovación en la escena musical de la “avanzada regia” que inició en los 90 donde surgieron bandas como Jumbo, Zurdok, Plastilina Mosh o Control Machete.
David de 28 años, residente de Monterrey sostiene que la ciudad ya pasó de la paranoia y el miedo a la violencia de un nivel “sorpresivo” a otro de acostumbramiento y resignación: “La vida nocturna en Monterrey está muy disminuida, pero no muerta. Esto, a comparación de su "época dorada", en la que todo México sabía que Monterrey era sinónimo de fiesta. Hay vida nocturna, pero no a los niveles en los que se llegó a distinguir en años anteriores. Si antes el Barrio Antiguo concentraba prácticamente toda la oferta de bares, antros y lugares, ahora el asunto se ha dispersado. Ahora hay muchos lugares en la calle Garza Sada, por lo general en pequeñas plazas comerciales o malls, o en la zona de San Jerónimo, o en San Pedro, municipio donde se siente una relativa "seguridad". Aunque también se ha hecho costumbre atenerte a los planes caseros, armar una carne asada o una peda con tus compas en la casa”.
La debacle del “Barrio Antiguo” comenzó en 2006 con la oleada de violencia que se intensificó en 2009 a raíz de las extorsiones en bares y discos, además de los “moches” para alcoholes y autoridades diversas que resultaban insostenibles. Es así como cerraron sus puertas lugares como “La casa amarilla”, “El Clandestino” y otros como el metalero “Ibex”, el “Antropolis”, “Zócalo” y “Bar Río”. La cereza en el pastel fueron las tres personas asesinadas frente al legendario “Café Iguana” en el caliente verano de 2011. Ahora sobreviven algunos cuantos como “La Tumba” y el “Mc Mullens” que han tenido que incurrir en promociones embarazosas donde el cliente puede llevar su propio alcohol con tal de que se pague el cover. Justo durante “la noche de la Iguana”, David tenía una fiesta en su casa muy cercana al Barrio Antiguo donde unos amigos suyos pretendieron acudir a manera de after. Agradecieron haberse abstenido.
“Hoy, ir al Barrio es triste. Las calles están vacías. Puedo pasar en el auto como si fuera cualquier otro lugar de la ciudad. Muy poca gente en la calle. Es impresionante”.
En cuanto a la zona de “table dance” sitios donde acudían a convivir con “ficheras” como el “Sabino Gordo” que también recibió sus dosis de violencia. Ahí, 22 de sus asistentes bailaron la última pieza el 9 de julio de 2011. Aunque a algunos otros tugurios de las calles Madero o Villagrán es posible acudir so pena de encontrar a clientes sospechosos e impredecibles. Esta situación ha provocado que incluso eventos culturales como los conciertos de la Orquesta Sinfónica de Nuevo León adelanten una hora su presentación.
En cuanto a la zona de “table dance” sitios donde acudían a convivir con “ficheras” como el “Sabino Gordo” que también recibió sus dosis de violencia. Ahí, 22 de sus asistentes bailaron la última pieza el 9 de julio de 2011. Aunque a algunos otros tugurios de las calles Madero o Villagrán es posible acudir so pena de encontrar a clientes sospechosos e impredecibles. Esta situación ha provocado que incluso eventos culturales como los conciertos de la Orquesta Sinfónica de Nuevo León adelanten una hora su presentación.
“Todo es una cuestión de economía. El día en que se arreglen los capos y todo vuelva a estar controlado, será el momento propicio para que los negocios florezcan de nuevo. En Monterrey de repente mucha gente cree lo del Barrio Antiguo es un asunto meramente "cultural" o de "instituciones", y de repente organizan conciertos "para recuperar el Barrio Antiguo" y cosas así. Pero la verdad es que el Barrio era un negocio, y mientras no haya un clima propicio para que los bares puedan operar sin broncas, no se reactivará. Pero como te digo, de que habrá cambios, habrá cambios, no se puede quedar todo así, habrá qué ver que nos depara el “Peñanietato” en ese aspecto… ¡pero de que a la gente de Monterrey le encanta la fiesta, eso es seguro, y eso sobrevivirá!
La ciudad de Torreón, al sur de Coahuila, no
representaba gran cosa a los oídos promedio de México excepto por su equipo de
futbol, Santos Laguna y algunas empresas pudientes que manejan su capital por
todo el país hasta que en 2010 ocupó los titulares nacionales e internacionales
en los cruentos ataques a bares y centros nocturnos como “El Ferrie” que el 31
de enero de ese año, 10 asistentes bebieron la última copa de su vida y otros
40 terminaron agredidos. Bares contiguos como el “Ay, Nanita!” y “El limbo”
fueron rafagueados esa misma noche. El 15 de mayo el bar “Juanas VIP” cayó a
manos de otro grupo criminal en plena inauguración; ocho muertos y 20 heridos
fue su saldo final. Así describía a este centro nocturno el poeta lagunero,
Carlos Reyes: “Hasta el diablo anda suelto en el ¡Ay Nanita!, domicilio conocido, donde uno busca purgar condena
eterna”.
…pero no todo terminó ahí, la madrugada del 18 de
julio quedó marcada con sangre cuando 17 personas junto con los músicos de la
banda que tocaba, murieron mientras celebraban una fiesta en la quinta “Italia
Inn”. Otros 18 sufrieron heridas de gravedad. Los días del célebre general
Bibiano Villa Castillo como Director de Seguridad bajo la administración del
alcalde priista, Eduardo Olmos realizó operativos de sellamiento e inspecciones
en bares y centros nocturnos. A pesar de ello, tan sólo en 2010, las balas
cobraron la vida de más de 100 personas. Desde entonces, los índices no han
bajado, las agresiones han continuado hasta la fecha…pero los encabezados ya no
están dirigidos a ellos.
Jaime es un joven treintañero que se desenvolvía con
tranquilidad en periplos nocturnos en discos y bares en los tiempos en que la
seguridad lagunera estaba garantizada; hoy reconoce que todo aquello se ha
esfumado: “Estar
en la calle en la madrugada es ya casi imposible. La diversión comienza
temprano y termina máximo a las dos de la madrugada. Ahora hay otras opciones
como el cine, el futbol y el beisbol, sin contar otro tipo de espectáculos como
conciertos, obras de teatro y los barecitos de algunos hoteles de lujo y clubes
campestres. Como que la gente se siente más segura allí. Ahora lo que nosotros
hacemos es cotorrear en casa con amigos, pues hasta ya la piensas para rentar un
salón o ir a una fiesta en una quinta. Yo tengo dos sobrinas adolescentes, una
de 19 y otra a punto de cumplir 17, y siento gacho porque a ellas no les tocó,
como a mí, salir del antro a las 3 o 4 de la mañana, comprar burritos, caminar
tranquilamente por la calle a esa hora…”
Sin embargo, en
generaciones más jóvenes la diversión nocturna dejó de ser un pasatiempo para
convertirse en un juego de azar macabro. Isabela, una jovencita de 20 años
manifiesta su malestar por no haber tenido el derecho de gozar de una vida
nocturna exenta de peligro: “Cuando empezaron los problemas yo tenía 16 años y
en ese entonces acudía a algunos lugares con más calma, ahora siento
frustración, un poco de enojo e impotencia. Poco a poco nos hemos ido
acostumbrando a todo esto y así es como seguimos saliendo a divertirnos. No
hacerlo es darle el gane total a los narcos en toda esta guerra”. Ella no
pierde la esperanza en recuperar la otrora calma del sexenio foxista.
Otras alternativas
locales son acudir a bares en el centro de la ciudad y hasta algunos de estilo
gay que han tenido menores roces con la delincuencia. Hace apenas un año el
Estadio Corona también parecía un sitito inmune hasta una tarde del 20 de
agosto de 2011 en que unas detonaciones cimbraron a los asistentes.
En el caso de
ciudades vecinas como Gómez Palacio y Lerdo Durango existe una tensa calma.
Mientras que algunos optan por éstas para salir como “plan b”.
Recientemente en
septiembre de este año, el alcalde Eduardo Olmos ha apostado por inaugurar un
nuevo espacio conocido como la “Plaza Mayor” un proyecto urbano que tardó más
de dos años en concretarse debido en gran parte por las malas gestiones
estatales del ex gobernador Humberto Moreira. Como novedad, ha pretendido ser
un nuevo punto de reunión para familias donde incluso bandas como Café Tacuba y
El Recodo ya han tocado de manera gratuita en conciertos nocturnos. Algunos lo
ven con escepticismo…o nostalgia; anteriormente se trataba de la Plaza Juárez
donde se encontraba la Presidencia Municipal, pero debido a su escasez de
árboles y espacios para jugar para los infantes no parece un lugar propicio.
Sin embargo, los
primeros suspiros de 2013 tampoco son alentadores: una vieja discoteca llamada “Tornado”,
abierta desde hace 12 años y hasta hace poco aparentemente inmune, también fue atacada
la noche del 5 de enero; cuatro jóvenes murieron, otros cuatro fueron heridos
de gravedad y dos letras “Z” quedaron marcadas con sangre en los muros
exteriores a manera de firma. Dos días después las autoridades municipales
ordenaron cerrar otros bares a manera de prevención.
Reynosa y su frontera
El caso de ciudades de Tamaulipas como Reynosa son un caso especial. Por tratarse de una ciudad fronteriza, algunos optan por “agarrar la fiesta” en Mc Allen Texas donde se respira un ambiente de mayor estabilidad mientras que las fiestas caseras, las carnes asadas son por lo general también la mejor alternativa. Toño lleva cuatro años y medio en esta región, pese a que la ciudad ya presentaba conflictos desde tiempo atrás, estos se han intensificado al grado de obstaculizar algunos hábitos urbanos.
“Se notó más cuando empezaron
a surgir balaceras en algunos bulevares; aunque en algunas ciudades se ha
escuchado de que balean lugares cerrados como bares. Acá en Reynosa no he escuchado
que lleguen a hacerlo. Más bien había
persecuciones y enfrentamientos al aire libre. Siento
que el cambio se dio poco a poco, en que al principio la gente salía más a
bares y luego ya casi nada más preferían hacer fiestas dentro de casas para
evitar andar en las calles”.
Los percances que ha
tenido que sobrevivir Toño son disparos a los alrededores de su trabajo. “A otros
amigos míos sí les ha tocado que incluso en fiestas dentro de casa llegaron
gente armada a quejarse porque tenían ‘el volumen muy alto’; llegaron hombres
con armas a amenazarlos que ya le pararan al ruido o lo paraban ellos”.
Sinaloa y la cuna del
narco
Sinaloa, la tierra
que carga el estigma de ser la cuna de los principales capos del narcotráfico
mexicano, contaba con ciertas reglas no escritas que no se habían roto a
diferencia de Tamaulipas, Nuevo León o Coahuila. Sin embargo, con la ruptura
del cartel de Sinaloa y la guerra entre Joaquín “Chapo” Guzmán y los Beltrán
Leyva las cosas cambiaron. Pese a que el número de ejecuciones es amplio
siempre fueron directas y seleccionadas; la violencia se dispersó y llegaron a
fiestas a reuniones de jóvenes y más aun atacando algunos antros de Mazatlán
donde más fuerza tuvieron los Beltrán Leyva. Entonces tuvieron que tomarse toda
clase de precauciones: llevar el celular al ver a un comando armado, no mentir nunca
a la familia y especificar los lugares que se visitan, realizar convivios con
mayor discreción y dejar de acudir a aquellos sitios donde se creyera que los
asistentes tienen alguna relación con la delincuencia, seleccionar con mayor
pulcritud el lugar a fiestas a las que se asisten, no presentarse solo y
regresar a casa más tardar a las 11 de la noche.
Daniel, pese a que ha
nacido y crecido en esta entidad percibe los cambios en esta región antes y
después de este último sexenio.
“A diferencia de lo
que empezó a ocurrir en otras partes del país en que comenzó el terror más
temprano o desde inicios del sexenio de Calderón, acá seguimos prácticamente
sin cambios quizás porque ya estábamos “acostumbrados” a las balaceras, cosa que en otras partes de
México no ocurría hasta el actual. Pero acá todo el falso orden se rompió con
la captura de Alfredo Beltrán Leyva alias “el Mochomo”, pues empezó la guerra fraticida en casa”.
Daniel no avizora un
futuro prometedor para Culiacán y Sinaloa en la era final panista y su fallida
estrategia contra el narcotráfico:
“No veo por donde,
Culiacán siempre ha sido una ciudad violenta, cuna de varios jefes del narco,
donde hay demasiada gente armada. Siempre ha habido ejecuciones, levantones,
balaceras y mientras exista esto y el tráfico de drogas no vendrá la paz”.
Chihuahua y Tijuana:
dos casos particulares
Durante el trienio de
Jorge Hank Rhon, la vida nocturna de Tijuana no se vio afectada, en algunos
tugurios hay mayor tolerancia para utilizar narcóticos como la marihuana en asistentes
frecuentes, pero si se trata de alguien nuevo se corre riesgo de sufrir algún tipo de ataque. Mientras
tanto, en la ciudad se respira un ambiente de relativa calma por un aparente
trato de no transgresión; así lo revela Hugo, otro joven escritor cuya vida
social se desenvuelve tanto en esta ciudad como en Ensenada. “La vida nocturna
en Tijuana es de la mejor experiencia; claro que hay de lugares a lugares, ya
que puedes fumar mota en ciertos bares a los que entras para conocer arriesgando
incluso tu integridad. Todos se cuidan y parece haber un tácito acuerdo de no
transgresión”.
Durante la década de
los 90 se vivió una especie de surgimiento que impulsó la escena musical donde
destacaron talentos como el grupo
Tijuana No!, su cantante Julieta Venegas, el Colectivo Nortec con Bostich y
Fussible, ahora como proyectos solistas y
grupos como Artefakto, Vandana y una larga lista de disc jockeys que hasta la fecha mezclan en las fiestas raves del resto del país. Su testimonio parece ser más optimista: “La
gente hace su vida normal, sólo matan a la gente involucrada en el narco y
aquella que mal informada o que por azares del destino estuvo en el lugar
incorrecto a la hora incorrecta”.
En cuanto a Chihuahua
capital, su situación no es más favorecedora, Rafael, lo cuenta así: “Antes te
enterabas de un ejecutado en alguna calle o estacionamiento lejano y era
noticia de ocho columnas. Poco a poco se fueron multiplicando y ya eran en
lugares más céntricos, a cuadras de tu casa. Dejaron de ser noticia. Después
alguna ejecución en algún bar o antro desató cierta paranoia por ir a esos
sitios”.
Durante los 90, no
solía frecuentar muchos lugares, pero mientras su vida transcurre entre esta ciudad
y el Distrito Federal. Tiene percepciones distintas entre la vida nocturna de
cada región. Por ejemplo, en el otoño de
2010 sufrió un percance cuando él y otros amigos fueron asaltados a mano armada
por unos jóvenes delincuentes en un café.
A diferencia del
Distrito Federal, donde suele acudir con frecuencia, tampoco lo considera
totalmente seguro: “No es una ciudad 100 por ciento segura, pero es diferente;
es otro tipo de violencia. En el DF no estás con la paranoia de una balacera,
aunque puede ocurrir, más bien estás con el miedo de que te asalten. Antes en
Chihuahua le daba miedo a uno viajar allá porque era muy inseguro, ahora es al
revés”.
La única esperanza
que avizora para una vida segura en su localidad es que bajaran los hechos delictivos,
se terminara la impunidad y se castigara a los culpables. Un deseo expresado
para el resto del país y sus circunstancias adversas.
¿Qué se avizora para
el futuro?
El incipiente gobierno de Enrique Peña Nieto tiene la crucial encomienda no sólo
de devolver la vida nocturna para una nueva generación de jóvenes ávidos de
juerga sino la seguridad y la paz social interrumpida por la guerra contra el
narcotráfico perpetrada por Felipe Calderón.
El regreso del
priismo está por revelar su nueva cara.
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