Publicado en la revista MONITOR LATINO (febrero, 2015)
Entrevista con Alberto Lati (1)
Miriam
Canales
Sería
una obviedad llamarlo “trotamundos”, pero el paso itinerante de Alberto Lati lo
ha llevado por Europa, Asia y África buscando no sólo notas sobre futbol sino
pepenando cada país en busca de historias profundas sobre sociedad y cultura. A
pesar del prestigio obtenido comenzó como muchos otros: rogando oportunidades
sin cobrar, haciendo méritos y mandaditos. Ahora ha recorrido diferentes copas
mundiales y ha sido autor de libros como Latitudes:
crónicas, viaje y balón (Ediciones Cal y Arena)
Existe
esta idea de que un comentarista deportivo es solo glamur, rodearse sólo de
futbolistas, pero parece un trabajo más difícil de lo que parece…
Evidentemente
cuando tenemos una generalización del comentarista deportivo sí hay patrones y
yo no correspondo del todo. Se nos suele relacionar con solo ser monotemáticos;
los importantes son a los que entrevistamos, que la noticia no tenemos que ser
nosotros y nuestra perspectiva no tiene que ser lo más importante. En este
caso, futbol no puede estar aislado de todo lo que pasa socialmente,
políticamente. Hay mucho
más de lo que parece.
¿De
qué manera crees que pueda haber mejor capacitación para el periodista deportivo?
Con
lectura. La literatura nos abre las
puertas, por un lado al manejo de la información otro lado también capacidad de
expresión narrativa, tener un vocabulario. Pero por mucho que leas si no llegas
y te expones en la calle a una realidad no lo desarrollas. Tienes que ir, ver y
preguntar, ser muy metiche, obsesivamente e intensamente metiche.
¿Cómo
ser obsesivamente metiche sin caer en indiscreciones?
Depende
de lo que preguntes, si hay que buscar la forma de ser bien metido en los
diálogos, necesitas estar en la calle. Tienes que salir, ver, es la primera
condición. El reportero que vive del aeropuerto –hotel- estadio está destinado
a perderse sino toda casi la total realidad.
Tú
no solo te limitas a hablar de deportes. Has entrevistado también a Premios Nobel,
por ejemplo. ¿Qué has aprendido de un escritor en estos niveles?
Lo
primero es si queremos abrir el debate deportivo a otras perspectivas hay que
oír otro tipo de voces. No solo lo que dijo Cristiano Ronaldo o Joseph Blatter.
Hay que llevarlo a cualquier ámbito. A veces, cuando pido entrevistas me dicen
es que a ellos “no le gusta el futbol” y yo digo: "pues que mejor". Lo mismo pasó
como Plácido Domingo, George Clooney, Madonna para conocer su contexto deportivo. Por
ejemplo, ella me dijo lo que opinaba sobre la frontera México- Estados Unidos. Ella dijo que tiene problemas con sus vecinos; todos los vecinos tenemos problemas y el problema aquí es la intolerancia.
Si
abordas a personajes en un contexto más humilde es diferente. Uno como
reportero tiene que aprender a hablar con todas las personas…
Sí,
depende de que tanto disfrutes de la gran figura como de alguien a pie. Por ejemplo
entrevisté a un niño soldado de la guerra de Angola. Es mentira de que tienes
que ir con la gran figura para aprender o ilustrarte. No tiene que haber un
nivel de diferencia. Me molesta mucho cuando algunos colegas dicen sin
vergüenza que ellos se prepararon más para entrevistar a las grandes figuras. Si
vas con Peter Gabriel o John Paul Jones o con Muse tienes un tiempo muy
limitado y con las personas más marginadas no tienes un límite de tiempo y te
permite otro tipo de exploración de personaje. Te tienes que preparar y abordar
niveles psicólogos más difíciles de llevar no habituadas a ser cuestionadas
frente a una cámara.
¿Qué
pasa con el periodismo actual en que algunos reporteros se remiten a simplemente
estar en redacciones y omitir a andar en la calle?
Es
un problema de definición de roles. Hay grandes redactores y están habituados a
la redacción. Un reportero tiene que estar en la calle, a nosotros nos
corresponde la banqueta, la persecución. Estando adentro exageras, mientes y te
basas en fuentes ajenas a ti. Hay que priorizar y cotejar todo lo que hay frente
a tus ojos. El reportero de escritorio es peligroso. Un buen complemento es
lectura-experiencia. Si las combinas puedes lograr un buen producto.
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