martes, mayo 25, 2010

Otro textito mío añejo

Ifes, certificados, facturas, ¡lleve, lleve!


Para cambiar de identidad no es necesario poner en práctica la operación “Clark Kent-Superman” ni recurrir a la carísima y dolorosa “jarocha”; basta con tener algunos ahorritos en el bolsillo y saber del establecimiento clandestino adecuado.

Una postalita de Piratilandia.
Una postalita de Piratilandia. Foto: Octavio Hoyos

En el Distrito Federal, zonas como la Plaza de Santo Domingo en el Centro Histórico y la avenida Arcos de Belén son célebres no solo por sus antiguas cantinas e iglesias, sino por sus múltiples y variadas imprentas dedicadas a publicar documentos apócrifos como tesis y títulos académicos para aquellos estudiantes faltos de ganas de presentarse ante sinodales malencarados; facturas para los que le huyen a Lolita e identificaciones para los que temen a las largas y desesperantes filas de los módulos del IFE.
Quienes se dedican a esta clase de piratería deben tener las herramientas adecuadas como los programas computacionales Corel Draw, Photoshop, Illustrator, Adobe y Dreamweaver. Quien lo desee, y bajo su propio riesgo, puede ponerse en manos de un especialista en la materia.

Andrés, uno de los coyotes, extrae de su cartera la fotografía de una chica cuyas facciones denotan su minoría de edad: se trata de una joven de Las Lomas de Chapultepec que le encargó elaborarle su credencial de elector. “Los que más vienen son los de esa colonia y casi siempre piden credenciales; pero irónicamente, los ricos son los más chillones para pagar y en cambio, algunos pobres hasta te invitan una Coca”, nos dice uno de los impresores, quien desde hace cinco años se dedica a coyotear en la Plaza de Santo Domingo de lunes a sábado, de donde obtiene 200 pesos diarios más comisiones.

No hay una población definida que acuda al “changarro”, por igual llegan señoras en busca de recetas médicas, chavos que preguntan por certificados, hombres y mujeres en pos de un acta de matrimonio o defunción; no existen límites dentro del universo de este comercio. A estos artesanos de la imitación recurren clientes de cualquier edad, posición social, procedencia y habitantes de todas partes de la república: “¡Huy sí!, vienen de todos lados: de Oaxaca, de Veracruz, de Puebla y hasta una vez vino alguien de California por un título.

Algunas veces han llegado hasta teiboleras extranjeras, centroamericanas, que piden credenciales de elector para cuando hay operativos. En otra ocasión, un güey pidió dos para unas chavitas de Cuernavaca que tenían como 13 o 14 años que se dedicaban a lo mismo”.

Como cualquier negocio, al iniciar el año aunado a la crisis económica, las ganancias han ido en declive en el primer bimestre, mientras que otras temporadas han sido mejores. Diariamente cuentan con dos encargos promedio y de 10 a 12 semanales; los viernes y sábados se incrementan. Para echar números, si se quiere modificar la identidad a través del IFE tienen que desembolsarse 600 pesos, para graduarse de la universidad que uno desee, 3 mil 500 como máximo; para los certificados de bachillerato, secundaria y primaria, 500; para la cédula profesional, mil 500; para las licencias de manejo, de 600 a 700 pesos; para los pasaportes el precio oscila entre 7 y 15 mil pesos. Algunos clientes terminan yéndose sin pagar, en el peor de los casos.

El proceso de producción suele volverse sofisticado según su origen. Por ejemplo, el costo del pasaporte va de acuerdo a su procedencia: si se extrae directamente de la Secretaría de Relaciones Exteriores, que obtienen a través de empleados de esta dependencia o si se busca un clonado que es más barato, únicamente se cambia la mica que lleva el interior donde se muestran los datos personales y la fotografía. En el caso de las escuelas, si no tienen sellos disponibles, deben fabricarse e implican 500 pesos adicionales. Trascendió que algunos maestros llegan a tener convenios para acarrear a sus propios alumnos a cambio de cierta cantidad de dinero.

En lo que respecta a credenciales de elector, existen tres modalidades distintas: la “normal” que sólo lleva la fotografía y los datos del usuario, la de “los dos candados” que lleva nombre, fotografía, firma y escudo nacional, y la “personalizada” o la “100% original” con escudo, holograma que es la más apegada a la versión auténtica.

En cambios radicales de fisonomía tampoco existen limitantes. Si se busca ser hombre o mujer se aplica la “operación Photoshop” indolora, sin bisturí y sin tener que llenar fastidiosos papeleos burocráticos de hospital. Para modificar el sexo basta con colocar una fotografía del cliente, modificar sus facciones según su gusto: barba tupida o cabello corto si se es mujer, facciones suaves y delicadas en el caso de un hombre en busca de una “jarocha express”. Posteriormente, como si fuera cualquier otra fotografía, se plasma en el documento solicitado, sea una credencial de elector, un pasaporte o identificación. ¡Vóila!

Éste se quería llamar como  sus superhéroes.
Éste se quería llamar como sus superhéroes.

Por cada trabajo elaborado, los impresores llevan una comisión de 100 a 200 pesos que en ocasiones no se distribuye equitativamente, es por eso que Andrés prefiere ponerse de acuerdo con el impresor o con otros talleres para que se reparta la ganancia de acuerdo a su conveniencia: “Por decir, si la chamba es de 500 pesos, él nos da 100 y si es de 350 nos da lo mismo a todos, yo sólo tomo los datos del cliente y se la paso a otro taller. Yo solito me cobro la utilidad, a veces negociamos con el de la imprenta o con otro taller sobre cuánto nos va a tocar y lo que hacemos es no registrárselo al patrón”.

En otras administraciones gubernamentales gozaban de mayor libertad para ejercer, especialmente en la de Andrés Manuel López Obrador: “Con el Peje sí había chance y no había tanto problema, ahora con Ebrard todo se ha vuelto más difícil. Ahorita todo está tranquilo pero no tarda en llegar el desmadre”, se queja Andrés. Cuando se efectúan operativos, los coyotes y talleristas se pasan la voz advirtiendo su inminente llegada. “Por lo general sólo vienen por dinero para extorsionarnos, se llevan las impresoras y nos piden como 4 mil pesos; cada mes ahí están ellos”. Se han clausurado de 20 a 30 talleres que por lo general reabren en diferentes momentos y circunstancias. Los sitios más vigilados son el número 13 de Santo Domingo, el número 24 de República de Brasil, el 8 de la calle Palma y el 99 de Cuba.

Más rápido ni el IFE o los registros civiles. Son los ciudadanos que buscan nuevos nombres y apellidos, fisonomías, identidades y los graduados de la escuela callejera de Santo Domingo.

Miriam Canales

Publicado en Milenio Diario el 8 de marzo de 2009.

2 comentarios:

jojuzapa dijo...

ahhhh que chingón reportaje
jejejeje, a ver qué día me doy la vuelta por Santo Domingo

Miriam Canales dijo...

¡Tssss! Ojalá sea solo para ir a las cantinas.

Discurso de Jaime López para presentar el libro "Crónica Biciteka" de Georgina Hidalgo. (Producciones El Salario del Miedo, 2021.) Lugar: Fonda El Convite. Fecha: 20 de octubre de 2021.

              ACERCA DE LA CRÓNICA BICITEKA DE GEORGINA HIDALGO VIVAS                                                                     ...