sábado, octubre 04, 2014

Entrevista con el escritor Fabio Morábito



Escritor es aquel que se enfrenta al fracaso de escribir y hace de ese fracaso, por decirlo así, su misión, mientras los demás sencillamente redactan.
El idioma materno

“Creo que todo escritor es un traidor, de los demás, de la vida”. Sus palabras fluyen en un castellano perfecto, de alguien cuyos orígenes se cimientan en tierras egipcias, pero que México representó su destino desde los 15 años de edad cargando el italiano como su lengua materna. De un escritor migrante que profesa admiración por la obra de mexicanos “raros” como Inés Arredondo y Francisco Tario aunque el resto de los lectores los ignoren.
Tras una serie de vivencias infantiles, un éxodo personal, reflexiones y la obsesión que implica la escritura cotidiana plasmada en un simple justificante escolar o una vasta novela, es como surge su libro de relatos El idioma materno. (Editorial Sexto Piso, 2014). Con una prosa sencilla, pero cristalina, la ironía juega el papel de un personaje adicional. Son aquí muchas las lecturas reflejadas en su vida: del chico que robaba dinero a sus papás para acudir al cine, al que se enamora del niño Massimo hasta convertirse en un escritor trashumante.

Fabio Morábito (Alejandría, Egipto 1955) es un derrochador de palabras en dos lenguas diferentes que ha sabido canalizar con su residencia mexicana. Reconoce que la literatura no equivale a un negocio: “Yo nunca he ganado dinero con mis libros y desde el segundo que hice ya hubiera decidido que éste no es el camino para hacerme rico. En este libro fue por preguntarme que es lo que hace que alguien llegue a ser un escritor, que hechos de su vida determinaron eso que llamamos una vocación literaria”. Menciona el autor de historias como Caja de herramientas (1989), La vida ordenada (2000) y Cuando las panteras eran negras (1996). “La escritura es como si fuera parte de nuestra vida y nuestra especie y que es algo que nos quita y que nos da así como la cuestión personal: que te ha dado y quitado”.



La charla se desarrolla en el centro cultural coyoacanense “Elena Garro”, edificio blanco de críticas durante la administración de Consuelo Saizar por su despilfarro. El ambiente es serio, pero afable. Morábito se muestra abierto como uno de sus libros.
La traición es un tópico que se hace presente. Fabio reflexiona acerca del primer relato de su libro abordado en un entorno infantil. Narrado en primera persona, se mete en la piel de un niño enamorado de un nuevo compañerito de clase: “Al inicio del libro menciono el tema de la traición. Creo que todo escritor es un traidor. Éste ha escogido un camino del que se habla; esclarece la vida a cambio de no vivirla plenamente, exige una pausa que se vuelve perpetua, una especie de privacidad, pero no vivir en la trinchera. Un escritor no se imagina con una existencia normal: trabajando para vivir, teniendo hijos, dejando de amar, hay que ganarse el sustento, pero eso no le parece suficiente”.

“La escritura es una enfermedad”

Entre sus demás actividades, ejerce como investigador de la UNAM. No obstante, tiene muy claro su papel como escritor, sus alcances y limitaciones. El proceso de escritura puede volverse un ejercicio de dimensiones lunáticas a diferencia de un redactor que prefiere tomar las cosas a la ligera. Las letras también implican una patología. “Los escritores podemos perder una tarde para decidir dónde va una coma. La enfermedad de la escritura es esa y el escritor es un enfermo de escritura. Si la secretaria o cualquier redactor sólo dice ‘va aquí’ no importa para ellos. El escritor lo vuelve un problema casi existencial. No está satisfecho hasta que una coma va en el lugar correcto. Cuando yo releo algo de mis libros nunca lo hago por completo temiendo descubrir que hice algo mal”.
Respecto a las críticas literarias, es un tema que le interesa más no que le preocupe: “No es que me sienta cómodamente en mi sillón a disfrutar de mi libro publicado. Sólo cuando me dan valor otros para hacerlo. Cuando recibo comentarios muy favorables entonces me siento como salvado, les creo y ya puedo leerlo con ése salvavidas que me acaban de proveer. Prefiero que el libro tenga su vida como un hijo y que se haga valer por sí mismo".


Me interesa saber que tienes un origen diverso de nacionalidades, ¿tú que crees que eres del resultado de todas estas mescolanzas y cómo influye en lo que escribes?

Me pone en un estado de mayor alerta. Supongo quizá mayor que el de otros escritores puesto que finalmente estuve en una lengua extranjera muy emparentada con la materna pero que también está interferida. El hecho de que yo además provenga de un idioma distinto al español ha exacerbado mi sensibilidad estilística, pero no soy muy distinto de cualquier escritor. Una vez que convierto mi idioma materno en vehículo de escritura literaria es la misma desconfianza o estado de desconfianza que yo siento frente al español.

“La mala literatura siempre ha sido más cuantiosa”



También mencionas en El idioma materno que se escribe un libro y como periodistas sólo leemos la contraportada para la entrevista, éste se va a la biblioteca y se queda sin leer y peor aún si se trata de una escolar…

El libro sigue siendo para la mayoría de la gente un objeto aburrido cuando no hostil. En las escuelas se ha hecho de todo para matar el placer de la lectura. No es ninguna sorpresa que cuando uno se convierte en escritor las ediciones de mil ejemplares se agoten en cinco años.
En los tiempos en que el plagio impera y la falta de imaginación es cotidiana, la originalidad en la literatura actual es un punto escabroso. “Por supuesto que no es fácil ser original. El 90 por ciento de lo que se publica es totalmente prescindible. Es difícil llegar a ser un escritor, alguien que se merezca el título  en medio de esa inmensa mediocridad de libros que se publican. La mala literatura siempre ha sido más cuantiosa y de eso nos damos cuenta con el tiempo. Supongo que junto a Cervantes, Calderón y Góngora escribieron otros escritores más favorecidos y nadie sabe ahora quiénes eran”.
El narcisismo es otro medio por el cual un escritor suele dejarse arrastrar con facilidad. La siguiente pregunta va en torno a hablar en exceso sobre sí mismo y la sutileza de caer en este defecto. Morábito la revira hacia mí:

¿Te parece que es un libro narcisista?

-Mmmm. No, a mí no me parece que lo sea.

No me interesa esclarecer cosas de mí y menos exhibirme, sino mostrar aquellos sucesos autobiográficos. Me interesan en la medida de pueden ser respuestas aprovechables por otros. No escribo un libro para conocerme mejor pero sí descubrir cosas que de no haber sido escritor no hubiera descubierto de mi pasado o que no dí mucha importancia y sí fueron más importantes en mi vida de lo que yo creía.

2 comentarios:

Unknown dijo...

Hola, qué sabe de ns Gabriela Mistral. Udes. fueron amigos. Escuché anécdotas .. algunas, quiero saber. Tengo un grupo que adora a G. Mistral. Gracias muchas.

Unknown dijo...

Hola, qué sabe de ns Gabriela Mistral. Udes. fueron amigos. Escuché anécdotas .. algunas, quiero saber. Tengo un grupo que adora a G. Mistral. Gracias muchas.

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              ACERCA DE LA CRÓNICA BICITEKA DE GEORGINA HIDALGO VIVAS                                                                     ...