lunes, mayo 07, 2007



In the city of blinding lights

Okay, okay...tal vez debe ser más reflexiva con mis textos. Hay muchas cosas que siento que no plasmo que quizá deban conocer, como decía, lo peor que podría hacer es usar este blog como diario personal, pero que carajos...

Una tarde por la Avenida Cuauhtemoc con un tráfico de su putamadre, de esos que duran horas y son totalmente desconocidos en Torreón, le comento a H: "Yo no entiendo porque los chilangos trabajan tan excesivamente, a veces creo que lo hacen de forma mecánica, conozco quienes no comen ni duermen por ello". Si, recuerdo que alguién justo en ese mismo lugar me preguntó si no extrañaba mi tierra con semejantes embotellamientos. Esta ciudad es de las que más horas se emplea en trabajo, incluso más que en algunas de Europa. La mayoría de mis amigos me responden "ando en chinga", cuando les pregunto que están haciendo, parece la respuesta automática. ¿Por que o para que trabajan los capitalinos?, ¿tienen algo para lo cual invertir su tiempo y energías que se traduce a la postre en estrés y tensión?. Cuando salgo de mi chamba en Santa Fé (pa los que no sepan queda cerca de Toluca) y hago una hora y media mínimo de camino a la casa si tengo la osadía de salir entre 6pm y 8:30pm; ya que si son las 9pm solo hago 45 minutos (como ahora)...¿sabes cuanto es una hora y media en Torreón? le pregunté una vez a Marco.Si, el estaba consciente de lo mucho que significa esa cantidad de tiempo.

En el lapso de vivir en esta ciudad donde se ha aprobado el aborto, la ley de suciedades en convivencia, las playas artificiales de Ebrard y la foto de Spencer Tunick donde por cierto no pude salir, he comprendido la soledad que se siente al estar rodeado de millones, ya lo había dicho, pero esta ciudad es adictiva, se le ama o se le odia. Sus hijos se desconocen entre si pero se mientan la madre a manera de saludo cotidiano. No tengo lazo filial alguno aquí, así que solo me queda estar en compañía de amigos o conocidos, lo cual muchas veces es recomfortante...

Hace unos días tuve la oportunidad de regresar a mi Torreoncito, tan minusculo y limitado como describía el Principito a su planeta (todo es muy pequeño,¿recuerdan?)Vi a mi madre con sus cabellos negros cada vez más canosos, la figura de mi padre y mis hermanos, exactamente como la última vez que los vi. Todo sigue igual excepto porque la ciudad está más contaminada y el pasaje del camión ha subido, pero con las mismas chatarras; casi había olvidado el calor que hace y como se impregna a la piel, el sol intenso y radiante, la angostura de las calles, la tranquilidad que se respira, la calma, la amabilidad de la gente y hasta la mentalidad provinciana de que el Santos ganó de panzazo en su última oportunidad (igualito que yo cuando reprobaba mate, física y química en secundaria y hasta entonces la libraba jaja). A veces siento que no me gusta vivir en esta ciudad, mi paraíso perdido, la ciudad que añoré desde niña; la ciudad de las luces deslumbrantes como cantaba U2 (Oh, you look so beautiful tonight, in the city of blinding lights)pero así decidí vivir por mi propia voluntad.

En un comic de "La Familia Burrón" hablan de como ha cambiado esta ciudad al paso de los años, de como en los 20 era pacífica y segura al caos que se ha convertido el día de hoy. Ignoro como era en ese entonces pero me niego a que esta jungla asfáltica se devore mis ilusiones.

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Discurso de Jaime López para presentar el libro "Crónica Biciteka" de Georgina Hidalgo. (Producciones El Salario del Miedo, 2021.) Lugar: Fonda El Convite. Fecha: 20 de octubre de 2021.

              ACERCA DE LA CRÓNICA BICITEKA DE GEORGINA HIDALGO VIVAS                                                                     ...