sábado, febrero 06, 2010

Tres meses sin ella

El 6 de noviembre de 2009 murió mi tía Bertha, mi madrina, en la víspera del 20.- aniversario de la caída del muro de Berlín. Escribí algo al respecto, pero aunque ya ha pasado un ratito no he dejado de extrañarla...

Es poco el espacio que hay para describir a esta maravillosa mujer que vivió 61 años. No tengo una foto suya disponible, pero sólo puedo decir que mucho de lo que soy ahora y de lo que tengo se lo debo a ella.
Hay cosas que me gusta recordar de mi infancia y otras que no, pero lo que sí es que Bertha estuvo presente en esos años incipientes de mi vida en que mi cosmovisión comenzaba a formarse. Recuerdo, por ejemplo, cuando tenía 3 años y me acompañó junto con mi mamá a mi primer día de kinder donde todos los chamacos nos soltamos chillando como si nos hubieran abandonado para siempre. Ella y la otra difunta tía Abi solían cuidarnos a mis hermanos y a mí, nos compraba regalos bonitos, nos llevaba a pasear en coche cuando Torreón y Gómez Palacio aun eran ciudades pacíficas y no estaban invadidas de sicarios ni de balaceras fortuitas; siempre tenía una palabra para aconsejarnos a todos, me alentaba para que no me diera por vencida en mis metas y de vez en cuando discutíamos por nuestro fuerte temperamento.

Bertha se caracterizó desde joven por su carácter rebelde, liberal y un tanto autoritario; de sus pocos prejuicios y tapujos para hablar de temas espinosos como el sexo; trabajaba mucho, fue muy independiente, valiente, inteligente y fuerte. Nunca se casó ni tuvo hijos, prefirió quedarse cuidando a mi abuela, a la vieja usanza. Tenía un enorme espíritu aventurero, le encantaba viajar y visitó desde Estados Unidos hasta Europa y Medio Oriente. Solía contarme las anécdotas de sus viajes por antiguas que fueran, las diferencias entre las sociedades y hasta las malas palabras que decían por allá. De su experiencia supe que existían ciertas regiones del mundo, como París, Las Vegas, Turquía, Italia, Grecia. Cuando hice mi sonado viaje a Inglaterra sintió una gran alegría, era una de las cosas que esperaba para mí, pero por alguna razón nunca tuvo curiosidad por visitar ese país.

...y ahora ya no está. Aun recuerdo la textura de sus manos delgadas y sus venas gruesas, el sonido de su voz, su irreverente sentido del humor y como nos hacía reír a todos. En nuestra última conversación hablamos sobre los viajes que planeaba en el futuro y de su carácter osado, las cosas que hizo en pro de la familia...algunas que yo no me atrevería a hacer. Mi última imagen suya fue en una mecedora una semana antes de morir, la abracé y le dije que la quería mucho...y ese fue el desenlace.

Bertha siempre fue práctica para todo, hasta para la muerte. Un funeral nunca fue tan dulce, lo recuerdo como un día paradojicamente bonito en que miembros de la familia y amigos que hace tiempo no veía se reunieron. Esa tarde comimos todos juntos y mi amigo Gil llegó a casa de mis papás para ver el concierto de Pink Floyd después de la caída del muro de Berlín.

Al menos se fue en paz y sin sufrimiento sabiendo que dejaba el paquete listo y resignándose a dejar el mundo terrenal sin dramatismos. Sólo puedo decir que sigue viviendo en mí, que no olvidaré sus enseñanzas y que siempre estará en mi memoria y mi corazón.

Mi amigo inglés dijo ese día que esta rola me quedaba bien en ese momento...creo que tenía razón

1 comentario:

Mariana dijo...

debo decir mi qerida prima, qe me has hecho llorar...
sin palabras, vaya qe hace falta...

Discurso de Jaime López para presentar el libro "Crónica Biciteka" de Georgina Hidalgo. (Producciones El Salario del Miedo, 2021.) Lugar: Fonda El Convite. Fecha: 20 de octubre de 2021.

              ACERCA DE LA CRÓNICA BICITEKA DE GEORGINA HIDALGO VIVAS                                                                     ...