miércoles, junio 04, 2014

Entrevista con la banda Carmen Costa


Llegó a México desde Buenos Aires, Argentina con la encomienda de tocar. El viaje duraría sólo cinco días y una década después sigue aquí. Para bautizar su siguiente proyecto musical tomó el nombre de una cantante brasileña de bossa nova.
Manu Charritton formó Carmen Costa y este verano se aventura con “La chica francesa”, su segundo disco. Una mezcla de psicodelia y rock clásico.
Bajo el sello de “Intolerancia” y producido por Eduardo Pacheco- integrante de Los Dynamite y Beso Negro- “La chica francesa” pasó por diferentes etapas de grabación en que intervinieron diferentes músicos y productores hasta obtener el resultado final. Un disco grabado “a fuego lento” en un lapso de casi tres años.
“Lo grabamos dos veces. Ya estaba listo desde enero de 2012. Fue muy tortuoso. Lo mandamos mezclar a Estados Unidos, pero nunca dio en el clavo en lo que queríamos. Lo enviamos a otras dos personas y tampoco jaló, hasta que llegó con Gerry Rosado y finalmente con él pegó”.
Para la grabación hubo un par de bajistas involucrados que fueron Beto Castañeda y Paz De Stefano. Desde inicios de este año la alineación actual de la banda la conforman “Decko”, Aaron Rojas y Cheo Quintanilla. A partir de agosto comenzará una gira para promocionar sus primeros sencillos como “Estéreo”.

¿Cómo se puede posicionar una banda como ésta en la escena a diferencia de hace unos años?

Creo que con más experiencia a pesar de ser una banda joven, por el hecho de hacer todo el trabajo de un disco, esa es la experiencia que te da. También haber logrado el segundo es todo más claro, porque con el anterior no.

¿Es un proceso de maduración?

Para finales de 2010 ya teníamos casi todas las canciones, llegamos a hacer hasta seis versiones de una rola. Durante la grabación yo cambié todas las melodías, grabé todas las voces de batería y hasta sentado en un sofá con el productor al lado mío, hicimos las cosas a nuestra manera. El arte del disco está enfocado en el art brut. Es una corriente de arte feo, sin técnica y eso describía mejor a “La Chica Francesa” como una belleza talmente desordenada, muy caótica.

¿Cómo fue tu llegada a México?

Me trajeron a tocar en 2003, tenía un proyecto que mezclaba jazz y música electrónica y fui al Caribe con otro tecladista argentino. Tocamos cinco meses allá entre 2003 y 2004, él  regresó y yo me quedé. En Argentina tenía otro proyecto llamado “Jazz y miel” y era como una burla al jazz, al rock y a todo. Una broma a un rapero uruguayo llamado Jazzy Mel, muy malo.

¿Cómo percibes la escena actual?

Entre Chile y Colombia es de las escenas más fuertes, pero la cercanía con Estados Unidos pone a México en primer puesto.

¿Qué pasa en el caso de Argentina?

Esta muy estancada desde la devaluación de 2001 y por el accidente de una disco llamada “Cromañón” en 2004 en Buenos Aires en que murieron casi 200 personas. Normalmente las escenas de música nueva surgen en las ciudades grandes; en la capital prohibieron casi tocar porque no había normas de seguridad ni controles por parte del gobierno en aquel show. Los políticos pusieron una normativa insólita. Mataron a toda la escena y todo el semillero de bandas. Todo el underground desapareció. La devaluación del dólar no te permitía comprar instrumentos ni viajar y ese accidente redujo las posibilidades. Hubo pocos foros disponibles donde podías tocar, pero ninguno cumplía con las normas de seguridad. Si era un bar de 100 personas ponían una ambulancia afuera y eso no es rentable.

¿Sabes qué ocurrió en otras ciudades?

Pues el grandísimo porcentaje de las bandas argentinas son de Buenos Aires; es un país muy centralizado, mucho más que México. Al menos aquí hay ciudades como Guadalajara, Monterrey y Puebla.

¿Ha habido alguna recuperación desde entonces?

No. Como músico te quieres comprar una guitarra y de mil dólares cuesta 2 mil y además llevarla a Argentina sale más caro y pagas el triple de lo que vale. Viajar es una empresa muy difícil con los grupos. Muchos argentinos, uruguayos y chilenos vienen a vivir a México. Mi caso fue distinto porque a mi me invitaron a tocar y me fue bien. Me gustó el país y se dio la posibilidad de quedarme. Me siento más cómodo viviendo aquí. Ya no pienso regresar.



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