sábado, septiembre 03, 2011

Retrospectiva: Torreón, el Springfield del desierto


Publicado en la Revista Replicante en agosto de 2006, a unos les gustó, otros me insultaron...pero nunca pasó desapercibido.

Texto: Miriam Canales


¿Cuál sería la posición de Torreón Coahuila en la familia del norte mexicano? No tiene la pujanza de Monterrey, ni la historia de Durango pero tampoco el estatus de Chihuahua o la picardía de Tijuana. Una ciudad que estará celebrando su cumpleaños número 100 en septiembre de 2007 merece una distinción que vaya más allá del gastado slogan “la ciudad que venció al desierto”, pero que se durmió en sus laureles, debería agregársele.

Señalada como “Foco rojo”, terreno vedado para señoritas y zona menospreciada por autoridades panistas, La Alianza, mercado callejero de día, centro de perdición por las noches, se convierte en el lugar más enigmático y fascinante de la ciudad, donde bien podría establecerse un antro como el Club Silencio del “Mulholland Drive” de David Lynch. Lugar que alberga a la carne femenina barata que transita por la avenida Morelos como señuelo de los placeres sementales, donde los mayates y las vestidas pasean a merced de la lascivia.


Durante el día, el centro histórico de Torreón es un ir y venir de humanos que deambulan al ritmo de la estridente música de los vendedores ambulantes mientras una tolvanera les azota la cara, donde los jubilados y pensionados duermen la siesta en la Plaza de Armas olvidando de que en el exterior de sus sueños existe un planeta llamado Tierra. Por las noches no queda nada mas que basura, puestos improvisados de comida chatarra y tres testigos mudos de concreto, que igual han conocido a Pancho Villa y sus tropas en tiempos de la revolución como a chinos masacrados y a un sinnúmero de borrachos vagabundos que duermen a sus pies: El banco de La Laguna, el Casino de La Laguna, y el celebre Banco Chino, que resguarda en su primer piso una tienda Oxxo.


La breve vida que ha llevado la “Perla de La Laguna” la convierte en una ciudad con poco pasado que extrañar, sin iglesias ni pirámides que conformen su modesta historia sino canales, represas y ejidos. Tiene mucho presente por vivir y futuro por aspirar en su desmesurado afán de equipararse a la Sultana del Norte, de atraer inversiones extranjeras, malls y supermercados de talla internacional como un recién inaugurado HEB, que le otorguen una faz de ciudad primer mundista, nada mas irrisorio para una urbe que hace poco mas de 10 años no contaba ni con un Kentucky Fried Chicken sin olvidar que muchas edificaciones consideradas patrimonio arquitectónico fueron demolidas para dar paso a negocios como este.


Torreón tiene semejanzas con lugares pintorescos como Springfield, según un foráneo capitalino: cuenta con su propia planta contaminante como Peñoles, cuyo propietario Alberto Bailleres, uno de los empresarios más pudientes de México bien podría ser una especie de Señor Burns. El papel del “reverendo Alegría”, puede adjudicársele al sacerdote José Rodríguez Tenorio, polémico por sus nexos con la política priísta. Nadie como el veterano payaso “Vita Uva” como para ser Krusty, ídolo de infantes laguneros que antaño despertaban bajo la melodía “Me pecha cabecha”, sin dejar a un lado aquella memorable mentada de madre telefónica en voz de un irreverente párvulo.


Kent Brockman: mención especial para Víctor Hugo Hernández, ex director de “La Opinión Milenio” ahora miembro del Instituto Municipal de Transparencia, órgano del IFAI.

Por supuesto, no puede existir un Springfield sin un Shellbyville que sería en este caso Gómez Palacio Durango, la eterna amiga y rival, con la diferencia de que es aun más kitsch y bizarra, siempre viviendo bajo la sombra de su vecino.

La historia de Torreón, de igual modo está plagada de tropiezos: mientras que no se define si su fundador es el criollo alemán Andres Eppen o el advenedizo español Leonardo Zuloaga, de quien tuvieron la osadía de exhumar su osamenta para una exhibición pública, las calles trazadas por el arquitecto Federico Wulff provocaron la confusión de los albañiles mexicanos que no determinaron si eran pies o metros a inicios de siglo, he ahí la peculiar anchura de las avenidas Matamoros, Juárez, Morelos e Hidalgo.


Torreón: tierra de “Los Chicos de Barrio”, los tajos llenos de cagada, de los cerros bien pelones y un calor de la chingada.

Tierra de etnias alemanas, chinas, españolas, y arabe palestinas que se adjudican el papel de fundadores e inmigrantes zacatecanos, potosinos y duranguenses relegados por las páginas de los cronistas.

Tierra del Santos Laguna y del “Estadio Corona”, santuario de hombres que suspenden su juego personal llamado cotidianeidad para ver jugar al equipo. Tierra adoptiva del venerado Jared Borghetti que bien podría estar dentro del paseo de los hombres ilustres de La Alameda Zaragoza.

Tierra de la Soriana refugio de las víctimas del salario mínimo, tierra del modismo “¡ande no!” de la Leche Lala, explotadora de mantos acuíferos, de la tienda departamental “Cimaco”, donde la limitada “aristocracia” realiza sus compras para ser fotografiada para las paginas de sociales del periódico “El Siglo”.

Tierra de Peñoles, planta metalúrgica propagadora de enfermedades sanguíneas y bronco pulmonares para miles y una máquina de hacer billetes para pocos.

Tierra engañada por una broma en la que supuestamente se instalaría un Disneylandia. Aun hay quienes no pierden la esperanza de invitar a Mickey Mouse a desayunar menudo un domingo por la mañana.


Tierra celebre por su zona de tolerancia a nivel nacional, en memoria suya que no alcanzó a cumplir mas de 40 años y fue sustituida por la autoridad panista pare rendirle tributo a su estirpe mediante el “Parque Fundadores”.

Tierra abrazada por el Cristo de las Noas, replica del Cristo de Corcovado de Brasil. Siempre al acecho de sus acciones, con sus brazos abiertos para todo aquel que requiera de una bendición. Solo basta con mirar al cielo y orar esperando que las señales de las antenas de televisión establecidas en el cerro no distorsionen el mensaje del Hijo de Dios.

Tierra de ferrocarriles y algodón que cumplirá 100 años en 2007 y que aun no decide como celebrará: si su comité organizador de acaudalados empresarios echará la casa por la ventana contratando al Real Madrid para que juegue una cascarita en el Estadio Corona o con un modesto desfile como el de las festividades de Gómez Palacio.

Sea lo que sea, sus ciudadanos bien podrían optar por una modesta ceremonia como la de cualquier fin de semana: en alguna cantina de La Alianza o del centro de la ciudad comiendo algún plato de ceviche escuchando la rockola y mitigándo el cansancio laboral con el sabor de una cerveza Corona.

1 comentario:

Miguel Angel dijo...

Excelente, sabroso. Ya lo re-publiqué (o como se diga) en el Facebook. Te envío un cordialísimo saludo y una rola:
http://youtu.be/5oP8UNB8uLc

Discurso de Jaime López para presentar el libro "Crónica Biciteka" de Georgina Hidalgo. (Producciones El Salario del Miedo, 2021.) Lugar: Fonda El Convite. Fecha: 20 de octubre de 2021.

              ACERCA DE LA CRÓNICA BICITEKA DE GEORGINA HIDALGO VIVAS                                                                     ...