Todo va cambiando

A la par de que la ciudad de México va recuperando su fisonomía cotidiana (caótica, desmadrosa y ruidosa, pero eso si ¡ya usamos gel antibacterial!)me voy dando cuenta como algunas otras cosas van cambiando. Estuve en Torreón por unos días y vi a mi familia y amigos, me impresiona como el narco y la violencia crecen e itinerante y paradojicamente florecen más comercios y modernidad. Tomé un avión de vuelta al DF, me aplicaron un examen los de la Secretaría de Salud y acudí a trabajar los días siguientes. Durante el vuelo escuché la rola "The Flat Earth" y mientras veía las montañas y ciudades desde las alturas pensé que Dolby no se equivocaba, como aquellos antiguos filósofos griegos, en afirmar que la tierra es plana.

Ayer por la tarde caminé un rato por el centro histórico y me sentí feliz de percibir esa buena vibra chilanga de la que los medios nunca hablan en los noticieros. Caminé por la calle Francisco I. Madero, Bolivar y Eje Central, me compré un helado y subí al mirador de la Torre Latino a observar la ciudad desde las alturas. La gente llegaba como si nada hubiera pasado, como si el pánico de la influenza se hubiese disipado por completo, como si nunca hubiese existido. Miré la ciudad desde los cuatro puntos cardiales mientras escuchaba música en mi mp3 player sin percatarme que Mario Benedetti y mi tío, estaban por abandonar la tierra plana o esférica. Adiós cubrebocas, adiós a las habladurías del gobierno, adiós a ellos dos que ahora están en el sitio donde caen las almas buenas.